Gatronomía

Locura desatada en Perú por su gastronomía y el fenómeno viral del Mundial de Desayunos

El torneo digital de Ibai Llanos moviliza a millones de votantes y enfrenta a Perú y Chile en semifinales.

Ibai Llanos

Ibai Llanos

Los peruanos viven en un estado perpetuo de enajenación por el entusiasmo que les genera su gastronomía, condición que ha llegado al paroxismo con el Mundial de Desayunos, actualmente de mayor interés que la Copa del Mundo, considerando la eliminación definitiva de la justa futbolística que sufrió el país inca tras un humillante 3 a 0 propinado por el pequeño y feliz Uruguay, en la penúltima fecha de las clasificatorias.

Pero si no hay fútbol, que para eso Perú es bastante poco afortunado, siempre quedará la comida, donde el país andino cree merecer todos los triunfos y reconocimientos posibles, más de los que lo ha llevado a tener este año a Maido, considerado como el mejor restaurante del mundo según The World’s 50 Best Restaurants, una suerte de premios Oscar del buen comer, y que está ubicado en Lima.

Así fue que el 15 de agosto, el streamer español Ibai Llanos, uno de los más importantes y seguidos en Hispanoamérica, decidió dar, sin proponérselo, una chance para que los peruanos desplieguen su pasión paladial, organizando la justa para elegir al país con el desayuno más sabroso del mundo.

Llanos, en «un sorteo totalmente amañado», como dijo sin vergüenza, eligió 16 países del orbe, con representantes tan «random» como Japón y Bolivia, pero donde incluyó a Perú y también a otros contendientes como México y –¡ay, ojeriza vecinal!– a Ecuador y Chile.

LA PATRIA DEL CHICHARRÓN

Para sacar cara por Perú, Llanos eligió al pan con chicharrón con tamal como el desayuno insignia de la tierra inca. Elección bastante justa porque en Perú, cuando se quiere desayunar de manera contundente y 100 por ciento nacional, se elige disfrutar de un pan relleno con lonjas de cerdo frito –previamente hervido con especias varias–, acompañado con camote frito en láminas que sean crocantes por fuera pero suaves por dentro, y acompañado de salsa criolla, una especie de «ensalada» de cebollas, con limón, sal, ají en trocitos y perejil.

El tamal es conocido en otras latitudes, pero para los peruanos es el pan con chicharrón el destinado a darles la gloria global, el depositario de su victoria en las canchas del sabor.

Y así, lo que comenzó como una gracia, Perú se lo tomó como una guerra por la supremacía de los fogones. ¿Los resultados? Vencieron en octavos de final a México y sus chilaquiles, y luego a en cuartos a Ecuador y su bolón verde con encebollado.

Lo semi desquiciado y curioso es que en el fenómeno viral –el público puede votar en las cuentas de Tik Tok, Instagram y YouTube Shorts de Ibai– de la contienda entre Ecuador y Perú, los primeros lograron sumar más 7,8 millones votos, mientras que Perú acumuló más de 8,1 millones; sin contar que el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, llamó a sus compatriotas a apoyar al bolón verde, mientras que en Perú los ministerios, entidades públicas, grandes empresas, entidades financieras y personajes populares de diversos ámbitos hicieron lo propio.

Más allá de la gracia y lo folclórico, es justo preguntarse por qué los peruanos son tan apasionados por su gastronomía, y más allá de la reconocida calidad de su cocina, por qué a los peruanos les puedes discutir lo que sea, menos la «invariable» superioridad de su ceviche o de su pan con chicharrón.

UNIDOS EN EL SABOR

Paola Miglio, periodista peruana gastronómica y editora de El Trinche, medio web especializado en cocina local, ensaya una explicación.

«En Perú se han mezclado muchas culturas, lo que ha enriquecido la calidad de su cocina, y por eso el peruano siente que cuando se junta a la mesa es para pasarla bien, y que además es algo que no le sucede en otros ámbitos de la vida y de la sociedad, como en la política, la moda; o en el deporte, donde siempre perdemos, pero en gastronomía siempre ganamos», dice Miglio en diálogo con la Agencia Sputnik.

Este orgullo por algo que los peruanos consideran quizá como la única cosa en la que llevan una ventaja comprobada sobre los demás países, sobre todo de la región latinoamericana, funciona también como «elemento aglutinante» para una sociedad de grandes contrastes y divisiones entre clases, pero que depone sus diferencias en algo que genera unanimidad y, quizá, ese subidón anímico de que al menos en algunas pocas ocasiones –como un Mundial de Desayunos– y en un solitario espacio –la gastronomía– el Perú puede sentir esa unidad victoriosa que su destino le ha negado.

Por otro lado, luego de haber vencido a Ecuador, el Mundial de Desayunos ha determinado que Perú se enfrente a su némesis histórica en semifinales: Chile, que es defendido por la marraqueta, un crocante pan con relleno de palta.

Ibai no ha anunciado la fecha de cierre de las votaciones, pero el presidente de Chile, Gabriel Boric, ya llamó a sus connacionales a vencer al pan con chicharrón, mientras que ministerios, instituciones públicas, empresas, bancos y prácticamente todo peruano con conexión a internet se ha sumado a la lucha.

Por el momento, en el duelo de semifinales, en Instagram la cosa va empatada; en Tik Tok, Perú suma 4,8 millones de votos, mientras que Chile 3,2 millones; y en YouTube, Perú va ganando con 732.000 votos contra 587.000 de Chile.

Seguramente Perú espera los resultados con un ánimo de broma, pero conociendo la idiosincrasia inca, ese espíritu relajado se puede desplomar si el emblema patrio del pan con chicharrón no resulta victorioso. Ya se perdió el Mundial de Fútbol, los peruanos ruegan por no perder otro mundial más y tener aunque sea una miga de felicidad. Dios los ayude.

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