“Iniciativa Transicional” no descansa. Viene de hacer circular su “Segundo Manifiesto”, denominado ¡Venezuela necesita organizarse y actuar estratégicamente para una transición a la democracia! “Iniciativa Transicional” no descansa. Viene de hacer circular su “Segundo Manifiesto”, denominado ¡Venezuela necesita organizarse y actuar estratégicamente para una transición a la democracia!
Sucede a once días del primero. Pero, con una situación nacional bastante más grave. El “Estado” venezolano –eso de Estado es solo una ironía- está fuera de todo límite convencional.
Impera el paramilitarismo, tutelado e inspirado por el ocupante de la Presidencia, aliados y mentores cubanos. La violencia es demencial. La mentira permanente es la norma en el discurso oficial. Las instituciones son solo comparsas. El Estado castro-madurista libra una ventajista –y muy despiadada- batalla contra el pueblo venezolano.
Contra eso irrumpe el “Segundo Manifiesto”. “En la precisa situación de la semana del 10 al 16 de marzo, el país transita por un severo conflicto asimétrico que no cesa después de un mes, marcado por el exceso represivo oficial y la acción espontánea y sin dirección aparente de las luchas de calle”.
Frente a ello, reafirmamos nuestra convicción y hacemos un llamado a la práctica política, que refirmamos aquí: “la única solución a la actual crisis venezolana es una transición a la democracia”. (Y) Esta metáfora debe orientar las luchas, ser la referencia para una urgente estrategia y la exigencia para la dirección, organización y actuaciones necesarias a la solución”.
E inmediatamente llama a los sectores considerados claves en el preciso momento actual: “Para lograr avanzar a esa transición hay que convocar y hacer participar ahora todos los segmentos sociales, políticos e institucionales que concurran a una solución efectiva de la crisis presente: la Fuerza Armada Nacional, apoyos y mediación internacional, una nueva dirección política opositora y variados sectores sociales nacionales”.
A esos sectores y a todo el mundo, el “Segundo Manifiesto” propone cuatro conjuntos de gestiones o mensajes, en términos de iniciativas inmediatas:
1°) La urgencia de gestionar la actuación mediadora del Secretario General de la ONU en el conflicto.
2°) La necesidad de dirigirse a la Fuerza Armada Nacional en recordatorio de su condición de depositario legítimo de la violencia estatal, con relación al uso represivo de colectivos paramilitares.
3°) La prioridad práctica de los esfuerzos hacia un esfuerzo unitario mínimo de sectores favorables a la lucha actual, para infundirle organización, estrategia y plena efectividad.
4°) La conveniencia de la asunción articulada de las luchas por los más variados sectores nacionales, de modo de permitir el bloque social necesario a la transición a la democracia.
Es de destacar la orientación eminentemente práctica del Manifiesto. Aparece desde su título. Liga la posibilidad de una pronta transición a la democracia al logro de la organización y la actuación estratégica necesarias. Creemos en ellas, no en la fortuna o las soluciones providenciales o carismáticas.
Se insiste en ello más adelante, al ligar las actuales luchas de calle al propósito claro que inspira al Grupo de Opinión, respecto a lo cual se atreve a plantear la necesidad de asumir las esquivas exigencias de la dirección política y la organización para tales luchas; no para el dañino electoralismo colaboracionista de la MUD.
Sus propuestas prácticas son de dos tipos. Las dos primeras, relativas a mensajes o gestiones a dos de los segmentos considerados claves para penetrar y desenredar la riesgosa situación actual. Se confía en la capacidad de mediación de algunas instancias supranacionales –no de todas- y se exige responsabilidad a la Fuerza Armada Nacional frente al desbordamiento del paramilitarismo paraestatal.
Las dos últimas se dirigen al peliagudo asunto –no me canso de repetirlo- de la organización social y política para el cambio. Tareas de articulación, coordinación, organizativas, de dirección, estratégicas y otras son necesarias con urgencia, no solo para las luchas, sino también –en términos de bloque social o histórico- para la plena asunción de la metáfora de la transición a la democracia.
“Iniciativa Transicional” sigue su cruzada. Para que produzca resultados requiere de una mínima reflexión de los venezolanos e interesados acerca de sus planteamientos.
“Pa’ alante es pa’ allá”, como decimos los venezolanos. Pero, mejor si acompañados de ideas claras y buenas decisiones prácticas. A ello queremos contribuir.
* Santiago José Guevara García
(Valencia, Venezuela)
[email protected] / @SJGuevaraG1