El secretario de nuestra Universidad, el profesor Pablo Aure, nos estimula, con su columna, a retomar el otro gran tema que nos ocupa en estos días: el tipo de futuro que las fuerzas democráticas deben ofrecer al país. Lo he dicho cansonamente: un norte –económico, social, institucional, político y cultural- debe ser definido desde ya. No hay ninguna razón para volver al pasado, como, con su silencio, procuran muchos. El secretario de nuestra Universidad, el profesor Pablo Aure, nos estimula, con su columna, a retomar el otro gran tema que nos ocupa en estos días: el tipo de futuro que las fuerzas democráticas deben ofrecer al país. Lo he dicho cansonamente: un norte –económico, social, institucional, político y cultural- debe ser definido desde ya. No hay ninguna razón para volver al pasado, como, con su silencio, procuran muchos.
Una vertiente del asunto es la económica. Después de casi 100 años de explotación petrolera, lo cual significa una apreciable renta percibida, los venezolanos que han tenido el mandato de lanzar la economía nacional al único reto justificable en el mundo actual: una economía productiva –no rentista, quiero decir- capaz de resolver los ingentes problemas de bienestar de las mayorías y representar un ámbito para la plena expansión del conocimiento, el capital humano, las instituciones de progreso, la competitividad, las exportaciones de alto valor agregado, la avanzada a una economía supranacional y el posicionamiento global, lo que han hecho es llevar al paroxismo las conductas mercantilista y rentista, con sus nefastas consecuencias.
Tal como intercambiamos Pablo y quien esto escribe, en Twitter, el meollo del asunto es que la dirección política opositora, en su mayoría, anhela mantenerse en el poder financiero del Estado, el rentismo, el populismo, el clientelismo, el compadrazgo y otros rasgos de la historia económica y social nacional post petrolera. Por eso callan. Para dejar, por omisión, que la fiesta continúe. Lo hemos mantenido: la clase política venezolana no pasa de ser un club de buscadores de rentas, aspirantes a su trozo del reparto, sin asumir honestamente los intereses colectivos que dicen representar.
Por lo dicho en el párrafo anterior, llegamos a otra vertiente de la discusión. Después de una reciente reunión de la Asociación de Rectores Universitarios, a la cual asistí como ponente, refería a un ex ministro amigo y al vicerrector de mi universidad, el profesor José Ángel Ferreira, que me había auto-limitado de responder a las expresiones de un ex Rector y ex ministro, sobre una supuesta posición anti-partidos en la mención tanto del primer ex ministro como mía, al proponer una más activa participación de la sociedad civil e instituciones en la vida pública. Debo recordar mi posición. Está plasmada en mi libro reciente, en un capítulo para la proposición de un nuevo Pacto Social y de Gobernabilidad, bajo iniciativa y tutela de la sociedad civil.
En lo político, para precisar, claro que hay que potenciar los partidos. Pero, no al costo de la suplantación de la sociedad. Y si, como todo lo demuestra, ellos no cobijan procesos de cambio hacia la representación de los intereses generales, pues habrá que tutelarlos y forzarlos a cambiar. Le toca a la sociedad civil y a instituciones ligadas al conocimiento y la cultura, bajo la égida de un Proyecto de País, asumir la promoción general del progreso y la consolidación democrática.
La última vertiente ya la hemos tratado, pero la refrescamos. Decir que se está con el capitalismo no dice nada a nadie. Postularlo, como lo hacen algunos colegas, creyendo, maniqueamente, que la gente lo entiende como combate al comunismo, no es asertivo en la Venezuela actual. Y lo demuestro: 1) el rentismo y el mercantilismo que combatimos existieron y existirán con el capitalismo. Por lo tanto, con él, no resulta suficiente. 2) Lo que ha sucedido en Venezuela es mucho más que una intrusión comunista. La mezcla de militarismo, izquierdismo, populismo, desinstitucionalización, corrupción y otros males, no puede ser despachada con un simplismo, como hemos sostenido. El diagnóstico y la solución deben ser mucho más exigentes.
Proyecto País, partidos fielmente representantes de los intereses generales y economía productiva exitosa son, al menos para los tres temas revisados esta semana, antídotos contra la continuación de la fiesta rentista, harto conocida en Venezuela.
*Santiago José Guevara García, (Valencia, Venezuela) [email protected] / @SJGuevaraG1, en Twitter