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Ciencia y razón

Lo nuclear, de moda

La palabra nuclear se puso de moda, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando las explosiones sobre Hiroshima y Nagasaki. Energía nuclear, guerra nuclear, residuos nucleares, etc, aparecen continuamente en los medios de comunicación. Estos últimos días los periódicos han hablado de residuos nucleares. Para guardarlos están los cementerios nucleares. En España, los residuos de baja, y media actividad se almacenan en el centro de El Cabril, en las estribaciones de la sierra Albarrana (Córdoba). El pueblo más próximo es Hornachuelos. Los residuos de las centrales nucleares, de alta radiactividad se mantienen en las piscinas, que empiezan a estar al límite. Enresa, empresa estatal que los gestiona, trabaja en buscar alternativas para el futuro. En Francia un almacén alquila sus servicios a España. Allí se depositan los residuos de la desmantelada Vandellos I, en Tarragona. A partir del próximo año, sólo el alquiler de las instalaciones francesas costara a España unos 60,000 euros diarios. ¿Dónde se podrá colocar un nuevo cementerio? El futuro almacén temporal centralizado (ATC) tendrá 283 metros de largo, 78 de ancho y 26 de alto. Ocupará una superficie de 13 hectáreas. A varios municipios, concretamente tres en Segovia, les entraron ganas de ofrecerse para albergar el futuro ATC. Pero, en definitiva, han sido Yebra (en Guadalajara) y Asco en Tarragona donde la polémica entre partidarios y no partidarios del cementerio se ha hecho más violenta. Y todo ello nos lleva a recordar que la energía nuclear tiene sus defensores y sus detractores. Llama la atención que el científico británico James Lovelock, en una conferencia en la Universidad de Santiago de Compostela, abogó por la energía nuclear, afirmando que es necesario invertir más en esta clase de energía y menos en renovables para atenuar “un imparable proceso de cambio climático y permitir que la Humanidad pueda sobrevivir”. La palabra nuclear se puso de moda, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando las explosiones sobre Hiroshima y Nagasaki. Energía nuclear, guerra nuclear, residuos nucleares, etc, aparecen continuamente en los medios de comunicación. Estos últimos días los periódicos han hablado de residuos nucleares. Para guardarlos están los cementerios nucleares. En España, los residuos de baja, y media actividad se almacenan en el centro de El Cabril, en las estribaciones de la sierra Albarrana (Córdoba). El pueblo más próximo es Hornachuelos. Los residuos de las centrales nucleares, de alta radiactividad se mantienen en las piscinas, que empiezan a estar al límite. Enresa, empresa estatal que los gestiona, trabaja en buscar alternativas para el futuro. En Francia un almacén alquila sus servicios a España. Allí se depositan los residuos de la desmantelada Vandellos I, en Tarragona. A partir del próximo año, sólo el alquiler de las instalaciones francesas costara a España unos 60,000 euros diarios. ¿Dónde se podrá colocar un nuevo cementerio? El futuro almacén temporal centralizado (ATC) tendrá 283 metros de largo, 78 de ancho y 26 de alto. Ocupará una superficie de 13 hectáreas. A varios municipios, concretamente tres en Segovia, les entraron ganas de ofrecerse para albergar el futuro ATC. Pero, en definitiva, han sido Yebra (en Guadalajara) y Asco en Tarragona donde la polémica entre partidarios y no partidarios del cementerio se ha hecho más violenta. Y todo ello nos lleva a recordar que la energía nuclear tiene sus defensores y sus detractores. Llama la atención que el científico británico James Lovelock, en una conferencia en la Universidad de Santiago de Compostela, abogó por la energía nuclear, afirmando que es necesario invertir más en esta clase de energía y menos en renovables para atenuar “un imparable proceso de cambio climático y permitir que la Humanidad pueda sobrevivir”.

Francia sitúa la energía nuclear como asunto estratégico para el desarrollo del país. Se destinarán 5,000 millones de euros, a partes iguales a las energías renovables y a la nuclear. Se desarrollará una nueva generación de reactores más avanzados, conocida como la cuarta generación. Por su parte, el Gobierno británico aprueba diez emplazamientos nucleares, donde se incluye la construcción de 16,000 MW nucleares, para lo que son necesarios 10 emplazamientos potenciales para las futuras centrales.

Rusia ha decidido la construcción en Seversk, cerca de Tomsk, en Siberia, de dos unidades nucleares de 1.200 MW para suministro dual de energía eléctrica y calor. Y podríamos continuar con multitud de ejemplos de cómo el mundo no abandona este tipo de energía.

La energía nuclear ha tenido mala suerte. Empezó con fines exclusivamente militares. El proyecto Aircraft Nuclear Propulsión fue un fracaso. Se pretendía el empleo de reactores nucleares para propulsar aviones. Se gastaron mil millones de dólares. Y así terminó. El desastre más importante en una central nuclear, fue el caso de Chernobil en la Unión Soviética. La lluvia que produjo, o sea la deposición de partículas radiactivas fue comparable a la que produjeron las bombas de Hiroshima y Nagasaki. El 60 por ciento de la lluvia radiactiva cayó en Bielorrusia. La contaminación cubrió gran parte del planeta, aunque los efectos disminuyeron con la distancia, aunque de forma irregular por causa de los vientos. Es muy difícil precisar el número de víctimas que ocasionó aquella tragedia. Sabemos que fueron hospitalizadas 499. El número de víctimas directas llegó a 57. Entre los residentes de Bielorrusia y Ucrania se declararon 4,000 casos de cáncer de tiroides. Todos los informes coinciden en que en la construcción del reactor no se cumplieron las normas internacionales. Pero, fuese como fuese, esta tragedia ha quedado en la mente colectiva. Y la energía nuclear tiene muchos detractores, pese a las normas de seguridad, hoy cada día mas perfectas, que ya están en la práctica.

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