Se trata de un libro con un subtitulo sugestivo: “La crisis de la ciencia en la sociedad contemporánea”. Su autor es Carlos Elías, profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y autor de más de medio centenar de artículos, así como de los libros “Telebasura y periodismo”, “Fundamentos del periodismo científico y divulgación mediática” y “La ciencia a través del periodismo”. Se trata de un libro con un subtitulo sugestivo: “La crisis de la ciencia en la sociedad contemporánea”. Su autor es Carlos Elías, profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y autor de más de medio centenar de artículos, así como de los libros “Telebasura y periodismo”, “Fundamentos del periodismo científico y divulgación mediática” y “La ciencia a través del periodismo”.
Se ha escrito muy poco sobre la relación entre la ciencia y los medios de comunicación. Y lo poco que se ha escrito carecía, en general, del más ligero sentido crítico. Se trataba de vulgaridades sobre como deben ser esas relaciones, pero no como son en la realidad. El autor aporta multitud de datos en defensa de su punto de vista. Por ejemplo. A finales del año 2004, la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT) presentó un estudio sobre la elección ciencias – letras en el bachillerato y en la universidad. En el periodo estudiado de diez años, desde el curso 1988-1989 hasta el 2000-2001, hubo una reducción del 6,25% de matriculados en las opciones de ciencias en el bachillerato. Lo que significa que se produjo un incremento igual o parecido en las opciones de letras. En este caso, lo que ha aumentado en realidad son las ciencias sociales, disciplinas que se encuadran en el apartado de “letras”. En el curso 2003-2004, sólo un 7% de los universitarios españoles estaba matriculado en una carrera de ciencias. Cifra que llama la atención ante el 48% en ciencias sociales, el 24% en carreras técnicas, el 12% en humanidades y el 8,7% en titulaciones sanitarias. En España, los estudiantes de ingeniería han aumentado ligeramente lo que no sucede en otros países como Gran Bretaña. Esta tendencia de España se repite sólo en estados con pasado dictatorial reciente. Por ejemplo, dentro de la Unión Europea se da en España, Grecia y Portugal, “donde los ingenieros han sido muy potenciados por los poderes políticos frente a los científicos”. En definitiva, el número de estudiantes en matemáticas desciende considerablemente. Algo parecido sucede en física y en química y con menor intensidad en biología.
El autor defiende de forma apasionada el pensamiento racional y la capacidad de abstracción. “El pensamiento racional es muy importante y de ahí deriva otra de las características que distinguen al homo sapiens: que no es su capacidad de comunicarse con otros individuos de su especie, porque eso también lo hacen otros animales, sino la capacidad de “comunicarse consigo mismo” y, sobre todo, de intentar responderse a la sencilla pero maravillosa pregunta de por que pasan las cosas”.
Esta situación, más bien lamentable, es descrita con multitud de datos por el profesor Carlos Elías. Las causas de esta situación son difíciles de alcanzar. En pocas palabras podría definirse la situación como de crisis de vocaciones y de declive del interés por las ciencias. “Muchos consideran que se trata del problema mas grave que afecta al futuro de Occidente”. El autor es concluyente. “Que no haya vocaciones en ciencias e ingenierías y, sin embargo, haya tantas para estudiar cine y televisión, es muy preocupante para el futuro de nuestra civilización. Que el talento se desperdicie escribiendo un guión para un ‘reality show’ en lugar de investigar un nuevo fármaco o buscar los orígenes del universo es una tragedia cultural”. El autor ataca a la cultura mediática moderna. La acusa de ser responsable de esta situación. Probablemente no haya una sola causa sino varias. O, tal vez, muchas. Pero llamar la atención y describir este problema, la decadencia de la cultura científica, es algo necesario y muy importante. Nos da una de las claves del mundo que nos ha tocado vivir.