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América en foco...

Idas y vueltas

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil

Tantas veces las negociaciones, cuyo objetivo final es formalizar el tan preciado acuerdo, han transitado el juego de la oca, pues bien, por el momento están en punto muerto desde el primer semestre del año.

Tantas veces las negociaciones, cuyo objetivo final es formalizar el tan preciado acuerdo, han transitado el juego de la oca, pues bien, por el momento están en punto muerto desde el primer semestre del año.

Sin lugar a dudas, el papel que jugará la futura administración Bolsonaro en Brasil será fundamental. En campaña, ha dado muestras de un rechazo de los acuerdos de apertura económica, al punto de prometer a sus votantes una era de proteccionismo moderno para la economía industrial de su país, sus promesas, abarcan, entre otros, a los electrodomésticos, los alimentos con valor agregado, los farmacéuticos, las autopartes, plásticos, químicos e insumos industriales. Lo álgido de la situación se remonta a que estos se encuentran dentro de los sectores en los que ya se había acordado con la UE, es menester que en el caso que Bolsonaro cumpla sus promesas, o el acuerdo entre el Mercosur y la UE, entrará en las sombras

Vale recordar que por el lado de la UE, la comisión recibe presiones de una serie de países como Francia Irlanda y Polonia, los más intransigentes para que el Mercosur contenga sus ofertas agrícolas, Alemania, por su parte, presiona a los efectos que el bloque europeo impulse mejores términos para sus autos y otros productos industriales

Atentos a las relaciones comerciales del gigante sudamericano, si realmente el nuevo presidente apoya y da vía libre a los planes de su -super ministro- Paulo Roberto Nunes Guedes, reconocido representante de la escuela de Chicago, de abrir la economía, restarle prioridad al Mercosur, y fijar su atención en la Alianza del Pacífico, quien cobija a sus pares de la región México, Perú, Chile y Colombia.

Sin filtros, la idea macro que ronda por la cabeza de Bolsonaro es abrirse al mundo y no cerrarse al Mercosur por completo, conocedor de su poder de fuego, así juega sus cartas.

La encrucijada que sufre el bloque no sorprende en lo más mínimo, de hecho sería el mismo status quo que venían sosteniendo las negociaciones durante 20 años. Sería simplemente mantener la situación actual sin mayores modificaciones. 

Días atrás en la sede del bloque sudamericano en Montevideo se produjeron las últimas reuniones del bloque. Allí, el anfitrión y canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa, reconoció que el potencial acuerdo se encontraba trabado en muchos capítulos fundamentales; comenzando por las diferentes cuotas de alimentos (carne, azúcar, derivados de las harinas) que la UE le concedería a los países sudamericanos. En ese momento, de los 14 capítulos generales en discusión, había acuerdo en 10, mientras que en otros 4 continuaban las negociaciones abiertas, con un final incierto, más cercano a la incompatibilidad. La mayoría coincide en que estas diferencias solo podrían destrabarse con decisiones políticas de los jefes de Estado involucrados.

A pesar de que tanto Uruguay como la UE consideran que la reunión en Montevideo no dio los resultados positivos esperados y que se debería dar un respiro hasta el 2019 a fin de anunciar, con la banda a pleno, avances concretos, estiman que en la cumbre del G20 en Buenos Aires existiría la posibilidad de un pronunciamiento político que quitara del freezer las negociaciones, guardadas por la primavera Argentina.

A todo esto, por si fuese poco, Uruguay, con la paciencia al límite, ya que el objetivo no se alcanza, podría reclamar su independencia a los efectos de iniciar de manera unilateral un acuerdo con el bloque europeo, lo que generaría un dolor de cabeza mayor al bloque, así están las cosas, el tiempo y solo el tiempo dará su respuesta, es de esperar que los funcionarios estén a la altura.

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