En incontables ocasiones hemos analizado de qué manera el grupo que conforman la Liga Mayor mueve sus piezas en este cada vez mas estratégico tablero global. En incontables ocasiones hemos analizado de qué manera el grupo que conforman la Liga Mayor mueve sus piezas en este cada vez mas estratégico tablero global, es así que ante el avance de China, de Rusia, en menor medida, y de Irán quien ante su nueva administración intenta dar un giro a sus apetencias, se percibe un acuerdo entre dos partes con fuerte predicamento a nivel mundial, asistimos a un consolidado avance en las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos, evidentemente juegan a futuro con el objetivo determinado en los movimientos que el comercio internacional producirá próximamente.
Los ojos están puestos en el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión, lanzado en septiembre del 2013, bajo la tutela del presidente Barack Obama, el actual y primer presidente del Consejo Europeo Herman Van Roumpuy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Duran Barroso, quienes se reunirán en el transcurso de este mes, su consigna “atrincherarse ante el avance de China, capear la crisis y por último la inquietante inacción de Doha”.
Los fundamentos bajados a papel por la administración Obama aseguran que trabajan a los efectos de propiciar un nuevo impulso al proceso de liberalización del comercio en momentos en que los avances en el ámbito multilateral han sido más lentos de lo que se presumía, para abrir las conversaciones sobre el comercio del futuro, garantizar transparencia y las ganancias con la mayor liberalización.
Si los números no mienten la UE y EEUU representan el 50% del PIB mundial, el 71% de las inversiones directas, el 30% del comercio mundial y un mercado conjunto de 800 millones de personas. No quedan dudas que la negociación excede lo comercial, va más allá, el plano geoestratégico está servido a la mesa.
Pruebas al canto, este acuerdo beneficiaría al bloque del Mercosur, por ejemplo, ya que la UE transita una negociación en curso con el Mercosur, y a pesar de que los EEUU no mantiene negociaciones con el Mercosur debido a temas comerciales, el sector privado americano observa atentamente expresando interés abordar el tema.
Por el lado de Europa siente que enfrenta desafíos fundamentales que lo llevan indefectiblemente a negociar: “Superar la crisis económica financiera más importante después de la Segunda Guerra Mundial. Reelaborar políticamente el proyecto europeo frente a algunas señales de disconformidad como se vio en las recientes elecciones europeas”.
Si bien está confirmado que el bloque UE-EEUU representa el 50% del PIB mundial, es válido recordar que hasta hace un tiempo rondaba el 75%.
¿Y del lado de EEUU? La idea de Obama en su segundo mandato son los dos tratados: el Transatlántico y el Transpacífico. En situaciones que analizaban la posibilidad de que China llevara su juego tan al límite que llevaría a EEUU a perder su relación prioritaria con Europa, sin embargo el impulso que la administración Obama soporta a este acuerdo ratifica la prioridad que seguirá teniendo la relación con Europa en el largo plazo.
No dudamos en que en el caso de llegar a buen puerto, el acuerdo se mostraría como el bloque políticamente más homogéneo del mundo. La totalidad de los países tiene democracia representativa, hay una alianza militar y una historia, cultura y valores religiosos comunes. Hay una consistencia más allá del acuerdo comercial.
Este momento se ve como el rediseño de la arquitectura del comercio internacional, el que va de la mano con la estructura homogénea de gobernabilidad a nivel global.
Es menester que el diseño de la nueva arquitectura del comercio global resultará de la efectividad de estos dos superacuerdos, sabido es recordar que tanto la inoperancia de Doha, como la aburguesada OMC no han aportado las herramientas a efectos de lograrlos.
Bajando números a papel en el caso de un resultado positivo al acuerdo UE-EEUU, la economía Europea obtendría aproximadamente 119.500 millones de euros anuales en beneficios, mientas que la de EEUU rondaría alrededor de los 95.500 millones de euros anuales.
Si el bloque realizase los deberes como corresponde, el acuerdo aumentaría la demanda de materias primas, granos: soja, trigo, maíz, avena, cebada. Softs: algodón, jugo de naranja, café, azúcar, cacao. Energías: petróleo crudo, fuel oil, gas natural, etanol, nafta. Metales: oro, plata, cobre, platino, aluminio, paladio. Carnes: ganado bovino vivo, ganado porcino vivo, manteca, leche, etc, por lo que evidentemente otros países se verán beneficiados, algunas estimaciones confían en que alrededor de 100.000 millones de euros adicionales anuales engrosarían las arcas de la economía mundial.
Los primeros pasos recrean la posibilidad de un golpe de efecto contundente no solo en lo político sino en lo económico, recurrente, la partida ha comenzado.