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EL NUEVO MODO

Economía XXXVI

Desmontaje del sistema electoral viciado y avances sobre uno mejor. La realización de muchas elecciones y la amplitud del “negocio electoral” de oficialistas, opositores y oferentes de servicios relativos son -lo primero- la principal mascarada “democrática”. Desmontaje del sistema electoral viciado y avances sobre uno mejor. La realización de muchas elecciones y la amplitud del “negocio electoral” de oficialistas, opositores y oferentes de servicios relativos son -lo primero- la principal mascarada “democrática” de un régimen que no lo es y -lo segundo- la razón de tantos defensores de lado y lado.

El tema de las condiciones electorales nacionales es de nuestro interés desde años. Permítannos una referencia: en 2011 escribimos un artículo, del cual recibimos diversos comentarios favorables, pese a su claro enfrentamiento del estado de opinión política dominante respecto al juego electoral en el régimen.

“Juego de Dados Cargados” fue un artículo pesimista respecto a las condiciones electorales existentes. Lo relevante de su contenido: sólo eventos extraordinarios –léase bien, extraordinarios- o un cambio medular del modelo de acción política opositora podrían permitir, en el sistema imperante, un triunfo electoral de las fuerzas democráticas opositoras.

Por ejemplo, una muy alta participación en unas elecciones legislativas es un evento extraordinario. También, el uso político de la casi plena convicción del colectivo sobre la terrible mediocridad de la conducción gubernamental. O –cosas de la política venezolana- una advertencia militar institucional frente a eventuales abusos oficialistas. ¿Esta vez se dará esta última, por ejemplo? Ya se cuelan advertencias en las redes sociales.

Pero, respecto a la otra variable -el modelo de acción política opositora-, lo cierto es que no ha habido cambios. Somos, en las redes sociales, frecuentes críticos de la ausencia de una tarea sistemática de crítica/propuestas del lado opositor frente a los evidentes problemas nacionales. Para nuestra Economía Política favorable a un cambio es una variable absolutamente necesaria.

Relato una reciente anécdota: en una reunión, que ya he referido, con miembros de la agrupación unitaria de los partidos de oposición, un analista describía cómo en situaciones políticas e institucionales como la actual venezolana, el porcentaje de pasajes exitosos a formas plenamente democráticas y favorables al mercado por la vía electoral es muy bajo, y en esos casos, junto al juego electoral, era preciso desplegar otros juegos de la política.

La reacción –algo airada- de uno de los representantes partidistas fue afirmar que se estaba deslegitimando el camino electoral, en vez de asumir que lo que hemos llamado el “Modelo de Gestión Política” debería ir más allá de la convencional campaña electoral, propia de la normalidad democrática.

Concretando el análisis general de variables: en situaciones como las que enfrenta Venezuela ahora hay solo tres manejos: 1) cambios en la acción política, 2) confiar en la buena fortuna de los eventos extraordinarios (sobre lo cual podríamos realizar un análisis técnico amplio en otro momento), o 3) el desmontaje político de las condiciones electorales.

Con esas variables en contra, o en el terreno del azar, no parece, entonces, que las perspectivas sean tan favorables -o controlables- como lo presenta un cierto optimismo infundado. Eso obliga a interesarse por ellas, si el fin es la derrota del régimen y no la cohabitación cómplice.

Este artículo se interesa, sobre todo, por el último de los manejos: el trabajo de desmontar políticamente el sistema electoral y avanzar la propuesta de uno nuevo. Y somos radicales en lo que proponemos: el sistema electoral actual debe ser desplazado todo, por uno nuevo, plenamente trasparente y confiable, propio de una democracia avanzada.

Como dicho antes: las elecciones son el control de calidad democrático de las sociedades sobre los gobiernos. Y ese control debe tener plena potencia. La publicitación de la deficiencia del sistema vigente debe ser un trabajo político transicional prioritario ahora. La propuesta de un sistema electoral óptimo, un activo político a aprovechar para los mismos fines.

Eso incluye lo relativo a otros temas del sistema que requieren de reformas más allá de lo legal, para garantizar –es lo útil al futuro deseado- instituciones genuinamente representativas, proporcionales, que permitan un control político en condiciones de gobernabilidad progresivamente democráticas.

Para ello, la obligación de replantearse el diseño constitucional del sistema político –de nuevo Economía Política; constitucional, como dicho en artículos anteriores- y de las relaciones con campos fronterizos, como el régimen de partidos, el financiamiento electoral, la garantía de democracia de ciudadanos, etc.

Estos dos párrafos precedentes, y otros análisis y argumentos relacionados con las preocupaciones transicionales, son trabajados por venezolanos preocupados, como el constitucionalista José Efraín Valderrama, muy cercano a nuestras faenas, de quien tomo lo esencial de lo dicho.

Lo que plantean José Efraín y relativos es parte del prediseño, la arquitectura, la ingeniería y la construcción transicionales. Son temas de la democracia, que refuerzan el valor de una nueva institucionalidad política nacional, activo valiosísimo para acometer faenas económicas. Es por eso que hablamos ahora de una Transición a la Democracia y el Mercado.

Condiciones del juego electoral, calidad del proceso y resultados de ambos son parte del problema actual y de las soluciones a abordar. Lo existente –incluida la complicidad de la cúpula de la agrupación unitaria del partidismo “democrático”- es vergonzoso. Es, sin exagerar, de quinto mundo.

Como expresado en el inicio de este grupo de artículos finales sobre el manejo político transicional práctico, tanto la crítica al sistema electoral y la representatividad de las instituciones resultantes, como los nuevos criterios de diseño constitucional, legal sub-legal y operativo deben ser parte de la discusión comparativa con el régimen actual.

Que quede claro: lo central de las elecciones en democracia hace también central el manejo de criterios de evaluación de lo reinante y el diseño del porvenir, para la nueva construcción política y económica nacional.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] /@SJGuevaraG1

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