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AMÉRICA EN FOCO

Bloques al acecho

Momento de definiciones, los distintos bloques mueven sus piezas, lo analizamos como en la búsqueda de consolidar su influencia en el tablero regional. Momento de definiciones, los distintos bloques mueven sus piezas, lo analizamos como en la búsqueda de consolidar su influencia en el tablero regional.

En las últimas juntas del Mercosur se observó una postura diferente a la esperada, evidentemente fueron direccionadas por hechos de tal importancia que obligaron a modificar la agenda, por ejemplo, la situación vivida por el avión presidencial boliviano, el espionaje de los EEUU a gobiernos de la región, además de confirmar el ingreso de Guyana y Surinam como Estados asociados y el cambio de presidencia pro témpore de Uruguay a Venezuela.

Los discursos oficiales se orientaron en la misma dirección, mostrándose sensiblemente politizados. Por debajo de la mesa se dio espacio a una especie de futura reconversión del bloque, además de un tratamiento prioritario de las cuestiones sociales, que llevó a desembocar directamente en la características y principios de otros movimientos y agrupaciones sudamericanas, como la Alianza Bolivariana para América (ALBA), viéndose plasmado en la Declaración Presidencial y en los documentos oficiales que denotan ausencia en temas de orden comercial o de negociaciones internacionales, los que sin duda alguna son los que han dado sustento primario al bloque regional.

Vale notar las expresiones de apoyo hacia una América del Sur al momento ensamblada por acuerdos de diferente naturaleza, dejando de considerar que la realidad, muestra que se la nota prisionera, encorsetada, debido a la pluralidad de tipos de acuerdos y tratados vigentes: el Tratado de Montevideo de 1980, el Tratado de Asunción de 1991, la CAN, el ALBA y UNASUR, algunos catalogados como no del todo consistentes, sin pautas concretas, ni objetivos ciertos, para ser mas crudos, en concordancia con los resultados alcanzados hasta el día de hoy.

Sin embargo, y para destacar , rescatamos el informe presentado por los responsables de la Cumbre Social, no sólo por su extensión sino por su corte y estilo sumamente ideológico, en contraste con los del Foro Consultivo Económico y Social, Mercociudades o el II Foro Empresarial del Mercosur. Por otra parte, Guayaquil, fue escenario de la cumbre del ALBA, y la correspondiente Cumbre Social, cuyas declaraciones e informes resultaron un calco con lo determinado por el Mercosur, lo que conlleva a la certeza de instalar en América del Sur un espacio territorial –económico- lo más amplio posible, integrado por los miembros del ALBA, Mercosur y el Petrocaribe, haciendo principal hincapié en mostrarse alejado de lo establecido, en su momento, por el Tratado de Asunción, considerado piedra fundacional del Mercosur.

Entre las hipótesis que cobran más fuerza, el desarrollo de una zona económica complementaria, conformando una comisión, al máximo nivel, con el objetivo de elaborar un proyecto de creación de una zona económica complementaria entre los países del ALBA, Mercosur y del Petrocaribe, lo que demuestra que lo que en algún momento resultaba una película de ficción, hoy, se ha bajado a papel, siendo un hecho real y concreto.

Sin lugar a dudas, la nueva estrella fulgurante de la región, la ‘Alianza Pacífico’, ha actuado como detonante, y rápidos de reflejos, algunos de los países de América del Sur, que lo miran como una amenaza directa, tanto en lo económico y político, salen al ruedo a máxima velocidad.

Esta situación, llevaría a un principio de fragmentación virtual en América del Sur, ya que algunos países, tal el caso de Uruguay y Paraguay, denostados por los gigantes del bloque, han comenzado a coquetear mirando al Pacifico, en tanto que otros, hasta el momento no han definido su objetivo, lo que sí es concreto que juegan alejados de los principios fundamentales y consensuados que inspiraron los tratados de Montevideo y Asunción.

Los movimientos de los países económicamente más importantes del globo, han actuado como espejo a los de nuestra región, ya que buscan alcanzar mega-acuerdos, acotando que sería de sumo interés en efectuarles un aceitado seguimiento, que no dudamos será por demás conveniente a nuestros intereses. Sobre todo si se tiene en cuenta que estos países son los que llevan las banderas, mostrándose en la primera línea de fuego, produciendo cambios profundos en las relaciones económicas internacionales, impactando fuertemente en el tablero global.

Consecuentemente, sería aconsejable, que el bloque regional, más que en borrador, se encuentre preparado y en condiciones de protagonizar un rol más que secundario en la próxima reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que con sede en Bali, se desarrollará en diciembre próximo.

Ante tal escenario, el Mercosur afronta varias opciones.

Mantener sus propuestas primarias interpolándolas al hoy, reconocer sus imperfecciones, como se lo reconoce en el globo, apuntando menos asimetrías, menos proteccionismo, más comercio, más apertura y como principal acción renovar, agiornándose con nuevas estrategias de mercado.

Gracias a su hermandad ideológica con el ALBA, se vería cobijado por los postulados bolivarianos, alejándose de los principios del Tratado de Asunción. Por último, librarse de ataduras ideológicas, abriéndose a postulados de procesos de integración, con una mirada más global, sin condicionamientos. Si la mirada fuese desde el ALBA, la prioridad sería incuestionablemente el firme rechazo a la Alianza Pacífico, a quien consideran como un inocultable propagador de la hegemonía imperialista.

Pues bien, veremos cómo juega sus cartas cada jugador, estimamos que la región pasa por momentos de definición, de los más importantes de cara al futuro, una y otra vez, recordamos aquella famosa apostilla reconocida a mediados del siglo XX, el que se equivoca, paga.

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