El próximo capítulo de la fecunda historia del jazz latino ya tiene quien lo escriba. Son además, nuevos músicos que han crecido en sagas familiares de renombre. Instrumentistas capaces y de alma creativa contrastada como la baterista habanera Yissy García. El próximo capítulo de la fecunda historia del jazz latino ya tiene quien lo escriba. Son además, nuevos músicos que han crecido en sagas familiares de renombre. Instrumentistas capaces y de alma creativa contrastada como la baterista habanera Yissy García.
Yissy es hija de Bernardo García, uno de los fundadores de Irakere, y, por si fuera poco, presume de haber nacido en Cayo Hueso, el barrio donde, entre otros, tipos de dedos tan ágiles como el pianista Gonzalo Rubalcaba dieron sus primeros zarpazos al instrumento.
Con esas credenciales, evidentemente, la percusionista responde. Es justamente eso que ustedes se imaginan y, probablemente, un poco más. Rodada en los escenarios con orquesta y agrupaciones propicias para el baile, tiene todo el ritmo y los conocimientos de armonía que necesita.
Por eso no tiene problema en integrar todo lo aprendido, desde el rap en adelante, en una oferta sonora que tiene sus raíces en el pasado pero, sin ningún género de dudas, aspira a marcar un nuevo camino que saque del callejón sin salida a una música excelente, pero necesitada de alientos renovadores.
Ahora Yissy, al frente de Bandancha, el grupo que trabaja con ella desde 2012, ha protagonizado una historia de éxito al conseguir girar con éxito por EEUU. Un paseo por los clubs históricos de Nueva York, Knoxville, Washington, Miami y Nueva Orleáns, la verdadera cuna del jazz.
Lugares en los que, según el testimonio de la propia Yissy en una rueda de prensa reciente, el resultado ha sido mucho mejor de lo esperado. El público ha bailado, ha reído y ha cantado, una reacción que, en opinión de esta artista es “la mayor satisfacción que puede tener un músico y más si no está en su tierra”.
