Natural de Jerusalén, la cantautora Yasmin Levy ha mantenido viva la conexión entre España e Israel, gracias a su inmersión consciente en la música Ladina tradicional. Un hermoso legado, más allá de cualquier otra consideración, que ha corrido el serio riesgo de perderse. Natural de Jerusalén, la cantautora Yasmin Levy ha mantenido viva la conexión entre España e Israel, gracias a su inmersión consciente en la música Ladina tradicional. Un hermoso legado, más allá de cualquier otra consideración, que ha corrido el serio riesgo de perderse.
Yasmin tuvo la suerte de aprender las nociones básicas de este lenguaje gracias a su padre, Yitzhak Levy, un investigador de este idioma hablado en el siglo XV en España por las comunidades judía y sefardí que fueron expulsadas entonces de España.
Un lenguaje que ha dado pie durante todos estos siglos a un estilo musical mestizo desde la base, que se interpreta habitualmente con una instrumentación tradicional basada en el laúd árabe, el violín y el violonchelo.
Pero ella no se ha quedado ahí. Y ha querido impregnar savia nueva a las tradiciones, inyectándoles ‘vitaminas’ procedentes de otras música con raíces hispanas, como el flamenco o, más recientemente, procedentes del folklore latinoamericano, como ha hecho en su último disco ‘Tango’.
También ha aprovechado para llevarse a su propio terreno algunas canciones populares, como ‘La Nave del Olvido’, por ejemplo, e impregnarlas del sello que Yasmin suele poner en todos los temas que abordar. Más que hacer versiones, ella reinventa los temas.
Tras catorce años de carrera e innumerables premios, Levy se ha consolidado ya como una artista más que reconocida en los circuitos de las músicas del mundo. Y tiene también una parroquia de leales en España que se alegrarán, sin duda, con las noticias de su próxima gira por este país, que se producirá el próximo verano.
