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Pedro Iturralde

Con más de ochenta años y en plena forma, el jazz español se lo debe todo a este saxofonista navarro llamado Pedro Iturralde que va a recibir en estos días la medalla de oro de la Sociedad General de Autores y Editores(SGAE) y el justo homenaje de sus compañeros de profesión. Con más de ochenta años y en plena forma, el jazz español se lo debe todo a este saxofonista navarro llamado Pedro Iturralde que va a recibir en estos días la medalla de oro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y el justo homenaje de sus compañeros de profesión.

Iturralde, músico profesional desde que era muy joven, tuvo la osadía de aventurarse a explorar un territorio completamente virgen, en la lejana España del franquismo, donde la música de vanguardia era una auténtica desconocida. El tocaba y dirigía orquesta, hacia arreglos para las estrellas de la época y se entregaba también a su pasión jazzística prioritaria.

Tanto empeño puso que su nombre acabó siendo sinónimo de jazz y hasta consiguió que esos sonidos, no siempre comprensibles, para la mayoría llegaran a tener un espacio en la televisión en blanco y negro de entonces donde gracias a los esfuerzos del maestro de vez en cuando entró aire musical fresco para regenerar el ambiente.

Convencido de que, sin una afición consolidada, la semilla del jazz no podría germinar en este país, Iturralde se convirtió también en animador de los ambientes nocturnos de la Villa y Corte. Su presencia fue, por ejemplo, uno de los grandes argumentos en los que basó su éxito el mítico club Whisky & Jazz Club, de la calle Marqués de Villamagna.

Artista inquieto y valeroso, este saxofonista fue también el primero en acercarse a la interconexión entre el jazz y el flamenco y en abrir la puerta de la evolución a un entonces jovencísimo Paco de Lucía, cuya música nunca volvería a ser la misma tras este feliz encuentro.

Pero eso es sólo el pasado glorioso e Iturralde, como ya hemos dicho, sigue en activo y con la creatividad por las nubes. Los buenos aficionados saben que para el maestro no hay mejor homenaje que el que le conceden todos aquellos que han escuchado su último y reciente disco, el muy recomendable EntreAmigos, o quienes asisten a sus frecuentes actuaciones que realiza en locales entrañables como El Café Central, Clamores o Bogui Jazz. Ya saben, amigos. Nos vemos en los bares.

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