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Lula sigue en el ‘limbo político’ mientras Rousseff hace frente a la peor crisis de Brasil

Luiz Inacio Lula da Silva, expresidente de Brasil

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sigue sin poder ofrecerle su apoyo a su hija política, la presidenta Dilma Rousseff. El Tribunal Supremo Federal (SPF) tiene que decidir si puede ser ministro de la Casa Civil y así echar una mano a Rousseff en el complicado escenario al que se enfrenta. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sigue sin poder ofrecerle su apoyo a su hija política, la presidenta Dilma Rousseff. El Tribunal Supremo Federal (SPF) tiene que decidir si puede ser ministro de la Casa Civil y así echar una mano a Rousseff en el complicado escenario al que se enfrenta.

Rousseff se encuentra en medio de un juicio político que podría saldarse con su destitución. El Tribunal de Cuentas recomendó al Parlamento que rechazase las cuentas de 2014 del Ejecutivo de Rousseff, lo que encendió los ánimos en el Congreso, una de las razones por las que se pedía este juicio. Si a ello se suma la trama de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) y la crisis económica que atraviesa el país, el impeachment estaba servido.

A pesar de que todo, la mandataria contaba con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) como aliado de cara a este proceso. Pero esta relación se ha roto y la mandataria debe enfrentarse sola a esta difícil situación, pues el partido del que fuera vicepresidente Michel Temer, no tiene intención de ponerle las cosas fáciles a la presidenta.

Cancelando sus compromisos , la presidenta se ha centrado en buscar apoyos en otros de los múltiples partidos que forman el Congreso, sin embargo el círculo sigue estrechándose y como señala Bloomberg, el juicio político podría estar finiquitado a final de este mes, lo que no le da demasiado margen de maniobra.

Lula se veía a sí mismo como el salvador de Brasil, y de paso de sí mismo, pues al convertirse en aforado se blindaba contra el caso Petrobras, al que está vinculado por supuestamente haber recibido un tríplex como pago. Si conseguía ser ministro, su juicio iría a pasar al Tribunal Supremo lo que supondría postergarlo en el tiempo.

En cualquier caso, de momento, no ha conseguido nada en este sentido y sigue sin saber si podrá ser ministro o no. Se esperaba que esta semana ya se dieran algunos datos al respecto, pero de momento no hay fecha para saber si el que antaño fuera uno de los políticos más queridos de Latinoamérica vuelve a la vida activa.

Todo ello mientras la crisis económica sigue sin ser resuelta y Rousseff pierde el 83% de aprobación pública con el que empezó su etapa como presidenta, la cifra más alta entre mandatarios latinoamericanos en tres décadas.

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