Nacido en Córdoba y, aparentemente, crecido entre viejos vinilos de Javier Ruibal y la nueva trova cubana, Luis Medina acumula ya unos cuantos bienios sobre los escenarios ejerciendo el siempre arriesgado oficio cantautor por cuenta propia. Nacido en Córdoba y, aparentemente, crecido entre viejos vinilos de Javier Ruibal y la nueva trova cubana, Luis Medina acumula ya unos cuantos bienios sobre los escenarios ejerciendo el siempre arriesgado oficio cantautor por cuenta propia.
En estos días, el artista ha lanzado ‘Presente Continuo’, su cuarto disco, autoproducido y financiado gracias a una campaña de micromecenazgo, de esas a las que muchos francotiradores recurren ahora para poder continuar en la brecha.
El regreso de Medina se produce, además, tras doce años de silencio discográfico. Un tiempo en el que la industria se ha derrumbado, o reinventado, según los distintos analistas, y en el que los espacios para la difusión de la cultura han menguado de manera sustancial.
Aún así, Luis insiste en mantener las constantes de su estilo. Su preocupación por las letras y su gusto por ponerle música a los poemas que le llegan al corazón. En este caso dos de su buen amigo Pablo García Casado y uno de Tomás Segovia.
Medina apuesta además por unos arreglos en los que la música fluye pausada y llena de matices con momentos de gran emotividad y un cierto aroma ‘jazzístico’ que tiene mucho que ver con los excelentes músicos que han participado en esta grabación.
Un equipo de lujo formado por Javier Márquez en la producción, Ángel Andrés Muñoz en los teclados, Ramón González a la batería, Iván Ruiz Machado al bajo, Manuel Machado en las trompetas, Cristóbal Agromonte al saxo, Rafael Pacha a la mandolina y Jesús Miquel con la trompa.
