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Los argentinos temen un ‘nuevo Tucumán’ en las elecciones presidenciales

Cristina Fernández, presidenta de Argentina

Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina y los argentinos no pueden evitar echar la vista atrás y recordar las elecciones provinciales de Tucumán, donde algunos políticos ofrecieron comida a cambio de votos y fueron quemadas 42 urnas, ¿ocurrirá algo similar el domingo? Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina y los argentinos no pueden evitar echar la vista atrás y recordar las elecciones provinciales de Tucumán, donde algunos políticos ofrecieron comida a cambio de votos y fueron quemadas 42 urnas, ¿ocurrirá algo similar el domingo?

Este es el planteamiento que hace el diario británico The Economist, que considera que muchos de los votantes que acudirán a las urnas para elegir al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner, consideran que lo ocurrido durante las elecciones del 23 de agosto es un síntoma de que es necesario un nuevo modelo electoral.

No es la primera vez que los contendientes a este tipo de comicios tientan a los votantes más pobres con comida pero en las votaciones de agosto el asunto tocó unas cotas a las que no están acostumbrados. José Cano, representante opositor radical, señaló en aquel momento que su partido había sido objeto de apropiación indebida y que los votos no se contaron del modo adecuado.

Cuando el candidato del Frente para la Victoria (FPV), Juan Manzur, se declaró ganador (para las generales las encuestas consideran que será también Daniel Scioli del FPV quien conseguirá la victoria) de modo provisional empezaron los disturbios frente al Palacio del Gobernador y Manzur se escudó en el mal perder de sus contrincantes.

Finalmente el comité electoral dio por ganador a Manzur, pero Cano insistió en la ilegitimidad de su victoria y se anuló al resultado tras haberse encontrado vídeos en los que trabajadores electorales aparecen junto a urnas abiertas y se les ve falsificando firmas.

Así las cosas, no es de extrañar que tanto la oposición como los ciudadanos pidan un sistema electrónico a prueba de fraude. A día de hoy, los votantes se enfrentan a un sistema que permite que se mezclen los votos o que se quiten los partidos que no interesan. Podrían colocarse voluntarios, pero es algo que no todas las agrupaciones, y menos las locales o pequeñas, pueden permitirse.

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