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Las VVitch

Las Vvitch

A golpe de escándalo, el presunto machismo de los letristas de los nuevo géneros urbanos -el trap, el reggaeton y el resto de músicas propicias para el ‘perreo’- ha aflorado últimamente al gran mercado de los medios de comunicación de masas. Pero no todos son iguales. También están Las VVitch. A golpe de escándalo y polémica, el presunto machismo de los letristas de los nuevo géneros urbanos -el trap, el reggaeton y el resto de músicas propicias para el ‘perreo’- ha aflorado últimamente al gran mercado de los medios de comunicación de masas. Pero no todos son iguales. También están Las VVitch.

Se trata de un duo multigénero -chico y chica- que se desmarca de las temáticas habituales en los temas de estos géneros que hacen furor entre los millennials y han colonizado las clases de zumba en los gimnasios de las chicas de cuarenta y cincuenta. Al contrario que sus colegas en Las VVitch, nadie quiere ‘ser la bitch’ de nadie.

Tampoco están del todo solo y sola. Hay otros focos igualmente brillantes en esta rebelión protagonizada por las supuestas unidades de reposo para los guerreros callejeros. Chicas como la catalana Bad Gyal, pertenecientes al corazón de la mismísima aristocracia del trap que tampoco están por la labor de perpetuar el estereotipo.

Ya lo saben, o lo habrán leído. Las chicas ‘traperas’ son las ‘bitchs’ de esos machos triunfantes, forrados de billetes y farlopilla, que usan a las ‘chavalillas’ para perforar cualquier agujero disponible, menos los de los pendientes, suponemos. La recompensa más preciadas por estos triunfadores que apenas han llegado a la mayoría de edad.

Aunque, quizá, sólo quizá, no sea oro todo lo que reluce y en esos sumisos cánticos de ‘raxetas’, como La Zowie, otra aristócrata del género que reina en el starsystem creado por los ‘instagramers’, haya más ironía de lo que parece. No hay más que ver a la chica para no terminar de creerse que tanta dulzura no esconda alguna sorpresa amarga.

Pero, sea como sea, han llegado Las Vvitch y el contrapoder que supone la revolución de las oprimidas ya se ha puesto en marcha. Y no hay que leer demasiado entre líneas para leer sus mensajes contundentes. Tienen coraje, divierten y, lo que para mi es más importante, una intuición musical que les llevará lejos. Preparen el paraguas porque toca chaparrón.

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