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Los datos oficiales no concuerdan con los de las actas en el estado de Bolívar

La oposición venezolana presenta pruebas de fraude

Bandera de Venezuela

Los datos oficiales no concuerdan con los de las actas en el estado de Bolívar, el último en el que el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio los resultados y en el que el candidato oficialista se impuso por menos de 1.500 votos de diferencia. La oposición de Venezuela declaró ayer, a través de la Asamblea Nacional, que las elecciones regionales del pasado domingo fueron «fraudulentas». Nada nuevo, por otra parte, si no fuera porque además presentó lo que asegura son evidencias que así lo demuestran.

Al menos, en lo relativo al estado de Bolívar, el último del que el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio los resultados. También el más extenso del país y en el que el candidato oficialista se impuso por menos de 1.500 votos de diferencia.

Así, el candidato opositor en dicho estado, Andrés Velásquez, presentó como pruebas la discordancia entre los números publicados en la web del CNE y los de las actas que había recogido en las mesas al cierre de la votación. De esta forma, según sus datos, tan solo los cambios registrados en 11 meses serían suficientes para haberle dado la vuelta al resultado original que le daba a él como vencedor.

Además, a estas alegaciones se unieron ayer otras serie de denuncias que, por otra parte, ya había realizado la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) nada más conocerse el resultado de los comicios, que dieron la victoria en 17 estados, 18 si se tiene en cuenta al de Bolivar, al oficialismo frente a los 5 que obtuvo la oposición.

Denuncias que buscan impugnar el conjunto del proceso al señalar aspectos como que no se permitiera a la oposición la sustitución de candidatos una vez que la MUD eligió en cada estado un candidato unitario contra el rival oficialista; la reubicación de cientos de miles de electores a última hora, lo que dificultó el voto en centros de mayoría opositora; o presuntas compras de votos, coacciones y amenazas.

Con todo, frente a voces como la de Henrique Capriles que ha culpado «al sistema» y no ha hecho ninguna autocrítica; las fisuras en las filas opositoras son cada vez más visibles y otras personalidades reconocieron que ni consiguieron el respaldo que esperaban, ni tampoco movilizar a todos sus simpatizantes. Algo que demuestra el hecho de que la participación electoral se redujese del 74% de las últimas presidenciales al 61% del domingo.

Un descenso en el que habrían jugado un papel clave figuras como la de María Corina Machado, quien pidió abstenerse de participar en los comicios argumentando que había que mantener la lucha en la calle. Y, precisamente, esta división entre los partidarios de la opción electoral y los de las movilizaciones como vía para derribar a Maduro es la que amenaza con acentuarse.

El propio Capriles ya ha declarado también que ante el que considera «el sistema electoral más corrupto del mundo»; la MUD deberá pensar si participa en las próximas elecciones, para las que aún no hay fecha. Una estrategia que sería entregar en bandeja la victoria a un ‘oficialismo’ que ha de enfrentarse a una brutal crisis económica.

Pero que tampoco sería la primera vez en ser escogida por la oposición venezolana. Quizá, por ello, figuras como la de Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional siguien insistiendo por la vía internacional y anunció que pedirán a organizaciones no gubernamentales de otros países y a organismos multilaterales que auditen con independencia los comicios del domingo. Una vía que podría provocar más sanciones internacionales contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

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