Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La oposición venezolana adelanta al chavismo en las encuestas

El gobierno admite la crisis. Busca recursos que no encuentra, como si superar la crisis fuera solo un problema de recursos. Los expertos analizan y coinciden con las encuestas. La oposición va a ganar las parlamentarias. El Gobierno de Nicolás Maduro admite la crisis. Busca recursos que no encuentra, como si superar la crisis fuera solo un problema de recursos. Los expertos analizan y coinciden con las encuestas. La oposición va a ganar las parlamentarias.

Estos son los puntos:

1. El Gobierno no ha tenido otra opción que reconocer la crisis. Es evidente. El Presidente Maduro la ve como una oportunidad para dejar atrás el rentismo petrolero. Lo que pasa es que llevan 15 años prometiendo lo mismo. La promesa del país-potencia nunca se concretó. La promesa de la industria aguas abajo del petróleo, el hierro, el aluminio, se convirtió en país pantano abajo. Ni siquiera el plan de seguridad alimentaria se concretó. Hoy Venezuela es más dependiente del petróleo y de las importaciones. Los indicadores que miden el desempeño de la economía, confirman la crisis.

2. El equipo que gestiona la crisis. Es el mismo que gestó la crisis. Con variantes. Rotado. Enrocado. Y Maduro insiste en el estilo de Chávez. Mover las fichas de un lado a otro. Que es como mover el fracaso. No hay cambio ni aciertos en el equipo porque los grupos de poder, más que preocupados por las políticas públicas, se disputan posiciones de mando y acceso.

3. El presidente no genera confianza en los actores económicos. Tampoco hacia el propio chavismo. De allí la mengua del apoyo. El chavista que aún lo respalda lo hace solo en consecuencia a Chávez. Porque Chávez lo impuso como sucesor. En los últimos meses, el desgaste se ha acelerado. Por sus propios errores. Por las correcciones prometidas que nunca llegan. Insistiendo en que va a tomar medidas y no las anuncia. Su desgaste y el del equipo de gobierno impactan la base de apoyo. El PSUV baja en las encuestas. Y los militares aparecen como una casta con altos índices de rechazo.

4. La dirigencia gubernamental, partidista y parlamentaria insiste en la estrategia que no ha funcionado. La guerra económica de la burguesía. La guerra financiera de parte del imperio. El cerco imperial. Pero las encuestas reflejan que se trata de un discurso manido. No se lo creen ni a Maduro ni a sus ministros. Entre tanto, se agudiza el desabastecimiento. En todo el país. Inclusive en las redes gubernamentales de distribución de alimentos. Las colas para comprar comida y todo tipo de productos se hacen interminables. Un ministro ironiza: él hace cola también para ir al estadio, ir al cine, en una arepera. La ironía es una bofetada que crispa los nervios. En lugar de intentar un lenguaje de conciliación, el vicepresidente Jorge Arreaza opta por la prepotencia, elemento natural en el poder chavista: hay celdas suficientes en la cárcel de Ramo Verde para aquellos que protesten.

5. La Iglesia vuelve a entrar en escena. La Conferencia Episcopal denuncia el militarismo y la corrupción. Y con razón. Cuando Maduro llegó a la Presidencia prometió atacar la corrupción. Admitió que si no lo hacía, el flagelo podía acabar con el proceso. Pese a las denuncias, la lucha contra la corrupción no ha sido una prioridad. En las encuestas, comienza a reflejarse como uno de los principales problemas del país. La Iglesia observa desidia y falta de voluntad para encarar la crisis. Y todas las crisis parecen juntarse. Por ello, la Iglesia llama al diálogo. La Iglesia propone a la Asamblea Nacional como la primera instancia de diálogo. La Iglesia también enjuicia los personalismos dentro de los partidos. Por ello, insiste en la unión.

6. La violencia acecha. El cuadro social es un detonante. Maduro propone aislar a los violentos. En el chavismo hay radicales que prefieren la violencia. Un estallido social sería la excusa perfecta para suspender las elecciones parlamentarias. En la oposición aún hay radicales que apuestan a revivir los días violentos. La MUD se desmarca. En las encuestas el juego parlamentario está ganado. Hoy. El mensaje más bien va por lo que propone la Iglesia: unión y conciliación. En el chavismo hay sectores que coinciden con esta postura: que la oposición no se desespere. Que mida los tiempos. La pelota está en su campo. Además, los poderes mutan. Los poderes cambian con los vientos de cambio.

7. El Gobierno no desconoce la bomba de tiempo política, económica y electoral. Forman un todo. Sale a buscar recursos. Desde China, Maduro anunció programas de inversión por 20.000 millones de dólares. Programas que son más de lo mismo, como lo es el caso de los taxis. En cambio, el dinero contante y sonante que requiere para enfrentar la emergencia, no se concreta. Por más que China no desee que Venezuela colapse. El país es su vitrina y proyecto hacia América Latina. En la cadena del viernes pasado, Maduro habla de 7.000 millones de dólares para la renovación de “uno de los fondos chinos”. Ya se sabe cómo operan estos acuerdos. Anuncia 5.000 millones de dólares para PDVSA. Mediano plazo. Y dice algo que hoy suena más que curioso: “Hemos conseguido financiamiento para el fortalecimiento de nuestras cuentas en divisas, nuestras reservas, por más de 5.000 millones de dólares”. Lo curioso de este dato es que no se destaca. O porque considera la cifra muy baja para las aspiraciones que tenía en mente, (entre 15.000 y 20.000 millones de dólares), o porque no es verdad. Si los 5.000 millones de dólares resultaran ciertos para el propósito indicado, ese hubiera sido el titular de todos los medios del poder mediático chavista. El gobierno de Ecuador logró una cifra similar y lo vendió como un gran logro. ¿Por qué no lo hizo Maduro? ¿Mintió? Porque en el contexto de la cadena, los 5.000 millones se oyeron de pasada. De hecho, le dio más importancia a los taxis chinos.

8. De China, Maduro sigue a Irán y Arabia Saudita. Los precios del petróleo son la urgencia. Aquí habíamos adelantado que con los saudíes no tenía nada que buscar. Porque justo la semana pasada ratificaron su posición de defender más que precios, cuotas de mercado. Se me ocurre pensar que Maduro fue a Arabia Saudita a recomponer las relaciones resquebrajas luego del cruce de palabras de Rafael Ramírez con el ministro de petróleo saudita. No es solo por azar que Ramírez de pronto pasa a la ONU. La reunión con los sauditas levantó, sin embargo, expectativas. Las declaraciones son formales. “Acordar trabajar por la defensa de los precios y de mercados”. Lógico. Pero son declaraciones vertidas por la delegación venezolana. Inclusive, el llamado ministro de Petróleo venezolano, Asdrúbal Chávez, lo que hace es retuitear lo que tuitea el ministro de Finanzas Rodolfo Marco Torres. De Chávez, de quien debería venir una señal contundente de lo ocurrido en aquellos encuentros. Maduro promete con ofrecer detalles a su regreso al país sobre la que han bautizado gira histórica, visita histórica. Los sauditas han guardado silencio.

9. El país lo que espera es un giro histórico. En el seno del chavismo voces claman por cambios en la política cambiaria. Maduro prometió medidas una vez que los venezolanos nos diéramos el abrazo de feliz año. Se fue de gira y no dijo nada. La espera se hace infinita. La crítica se radicaliza. Ya el vocero de Marea Socialista, Nicmer Evans, le declara a El Nacional que el madurismo es un error histórico. Y no hay analista en Aporrea cuya visión no esté centrada en el fracaso de la gestión económica. Para superar este ambiente, “esta percepción de fracaso”, Maduro tendrá que traer las mejores noticias y la mayor voluntad de su gira. ¿Las tiene?

10. En paralelo, la oposición avanza en los acuerdos. El liderazgo comienza a emerger y a capitalizar el descontento. Este miércoles 14 la MUD afinará detalles. La crisis consume al gobierno y al chavismo mientras que alienta la necesidad de los cambios. El chavismo está atrapado por su discurso. Si intenta ajustes de corte liberal, de los más radicales vendrá el reclamo de haber traicionado a Chávez y al socialismo. Si mantiene la inercia, la crisis estallará. Y hay quienes apuestan al estallido para jugar a una salida fuera de la Constitución. ¿Sería sostenible? No con una base de apoyo tan menguada. Y tampoco en este contexto internacional. ¿Lo aprobaría China? ¿Lo aprobaría Cuba? Cuando Maduro aterrice y llegue al país, acaparará todas las estaciones. No puede volver a los discursos vacíos y circulares. El país espera más que eso.

Más información

Scroll al inicio