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Los casos de corrupción copan las agendas de los gobiernos latinoamericanos

La corrupción se ‘hace las Américas’

Banderas de países latinoamericanos

Inmobiliarias, petroleras y empresas de agua son algunas de las compañías protagonistas de los casos más significativos. Desde hace unos meses no dejan de conocerse casos de corrupción en Latinoamérica. Los de Petrobras en Brasil o la salida del Gobierno de la vicepresidenta de Guatemala, Roxana Baldetti, son algunos de ellos, pero en todo el subcontinente hay ejemplos como estos. Parece que casi ningún país se salva de ella.

Ecuador es uno de los últimos países que se ha unido al carro con la salida de tres militantes del partido del presidente Rafael Correa, Alianza Pais, por estar involucrados en unos de estos casos. Según la prensa latinoamericana, la legisladora María Esperanza Galván había pedido 800.000 dólares a la empresa de Agua Potable de Esmeraldas en nombre del vicepresidente Jorge Glas. En el caso también están involucrados Miguel Salvatierra y Walter Patricio de la Torre Cevallos.

Para paliar con estos problemas, se ha creado la web Corrupción Cero, pero todos los países no toman medidas tan drásticas como Ecuador. Sonado es el caso de Guatemala, donde la vicepresidenta Roxana Baldetti fue cesada de su cargo por haber sido acusada desde enriquecimiento ilícito hasta facilitar la fuga de su exsecretario privado, Juan Carlos Monzón, señalado por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) como líder de una banda dedicada a expoliar los recursos del Estado desde las aduanas.

Aunque tuvo que abandonar su cargo, el proceso fue confuso. Después de que se incluyera al ministro de Trabajo, Carlos Contreras, en la lista de candidatos, el diputado Oliverio García Rodas no gustó como alternativa y acabó ocupando el cargo Alejandro Maldonado. La sociedad guatemalteca no para de pedir que el presidente Otto Pérez Molina deje su puesto desde entonces y no solo por eso sino también por su gestión.

También se pide desde hace unos meses la salida del Gobierno de Dilma Rousseff, tanto por su gestión como por las dudas que suscita si estaba o no al corriente de lo que ocurría en la petrolera estatal Petrobras y del cambio de manos de sustanciosas cantidades de dinero. Hace unos días, fueron detenidos algunos miembros del Partido de los Trabajadores (PT) André Vargas, que fue compañero de la mandataria, lo que no deja de indignar a los brasileños, ya molestos por los tijeretazos del ministro de Finanzas, Joaquim Levy.

El caso de Chile es también significativo, porque implica directamente al hijo de la presidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, en el conocido ‘Caso Caval’, que le vincula a un millonario negocio inmobiliario y que le ha obligado a dimitir como asesor del Gobierno. Actualmente, Dávalos está siendo investigado por presunto tráfico de influencias y uso de información privilegiada junto a su mujer, Natalia Compagnon.

Por si esto no fuera suficiente para minar la imagen de la presidenta (que se encuentra en pleno intento de recuperar la confianza) su ahora ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, ha sido relacionado con un escándalo por corrupción que viene de la financiación de la campaña de la mandataria.

Aunque ni por asomo Ecuador, Guatemala, Brasil o Chile son los únicos países salpicados por escándalos de este tipo, pues en otros lugares como Honduras, Panamá, México o Paraguay también tienen sus propios problemas con investigaciones que vinculan a altos cargos del Gobierno o la oposición con posibles delitos de corrupción. De aquí a final de año es muy posible que proliferen nuevos escándalos, ¿qué sectores estarán involucrados esta vez?

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