Fitch pone en marcha una peligrosa bola de nieve sobre los CDS griegos. La agencia de calificación Fitch Ratings ha abierto la caja de Pandora contra los seguros frente a impago de deuda, más conocidos como CDS por sus siglas en inglés, al otorgar a Grecia una nota de ‘RD’.
Estas siglas son el equivalente a una declaración de ‘default selectivo’ que podría hacer de efecto llamada a los tenedores de estos derivados para solicitar sin demora su cobro en efectivo.
Si la maquinaria se pone en marcha, las compensaciones a las que tendría que hacer frente la banca parecen ser incalculables y ya se habla de que un sólo banco europeo tendría que responder por hasta 25.000 millones de euros, según algunos rumores.
Los bancos europeos que ante esta situación ven peligrar sus negocios en el rescate griego se han desmarcado de la fiesta alcista de primera hora por el acuerdo alcanzado en Bruselas, para replegarse hasta el terreno negativo de la gráfica después de que Fitch lanzase su órdago a las autoridades del Viejo Continente.
La entidad más dañada en la sesión de hoy ha sido la italiana Unicredit, que se ha dejado un 5% en el parqué de Milán y ha negociado seis veces más que el español Santander, también en negativo. Esta entidad ha sido, en las últimas semanas, el objetivo de muchas de las presiones especuladoras sobre la deuda periférica.
Sólo la porción más transparente de estos seguros CDS, registrados y regidos por una regulación internacional de cuya coordinación y control se encarga la Asociación Internacional de Derivados y Swaps (ISDA, por sus siglas en inglés), asciende a 4.800 millones de dólares, según datos de la propia asociación.
Sin embargo, la cuantía de los pagos a los que podrían enfrentarse los bancos europeos por éstos y otros productos negociados en los mercados OTC -no regulados- sobre los papeles de deuda del país intervenido podría alcanzar cifras de vértigo que lastraría sin remedio sus cuentas.
La normativa de ISDA contempla que cualquiera que posea seguros CDS puede reclamar a la asociación su pago si entiende que se ha incurrido en evento de impago, tal como ya ha señalado Fitch en un movimiento que podrían replicar en las próximas sesiones otras agencias internacionales de ‘rating’ muy críticas con el plan del Eurogrupo para el rescate a Atenas.
El problema para los miembros de ISDA no sería mayor si no implicara que el reconocimiento de facto del impago podría desencadenar una oleada de reclamaciones de cobro de estos seguros por parte de sus tenedores.
Compensaciones que tendrían que salir de las arcas de algunos de los principales bancos globales, presentes en el consejo de ISDA, que se juegan un suculento negocio con su participación en el rescate griego y que quieren evitar a toda costa anotarse cualquier pérdida procedente de la crisis de deuda que lastra a la república balcánica.
A pesar de que ISDA advierte en su página Web, con un apartado específico destinado a los bonos griegos, que la declaración de impago por una agencia de ‘rating’ no debe coincidir necesariamente con un ‘default’ real, la maquinaria ya está en marcha y los miembros de su consejo se reunirán en un breve espacio de tiempo para evaluar si el plan del Eurogrupo constituye un impago real que obligue al cobro de estos seguros o no.
A la votación, de la que los responsables de ISDA han declinado hacer comentarios por el momento a EL BOLETÍN, están llamados diez grandes bancos europeos y cinco fondos de inversión, según fuentes próximas a la institución.
El objetivo de muchos de sus miembros será evitar esta situación para, de una parte, frenar el contagio a otros países periféricos de la Eurozona tal como defienden los mandatarios Merkel y Sarkozy a la hora de justificar sus esfuerzos para evitar la presión de las agencias de rating.
De la otra, y la más importante, salvar su suculenta participación en el rescate heleno y esquivar los cuantiosos pagos a los que tendrían que hacer frente con los CDS y otros derivados no regulados que han suscrito en los últimos años como seguro de impago sobre la deuda de Grecia.
Sin embargo, el resultado de la votación no es vinculante en su totalidad y cualquier tenedor de estos CDS podrá reclamar ante un juez mercantil el pago de su seguro si, a su entender, se dan las circunstancias necesarias para hacerlo como vaticinan las agencias de calificación.
La maquinaria está en marcha y los bancos jugarán bien sus cartas para señalar que no se cumplen estrictamente los supuestos que les obligarían a hacer frente a un desembolso multimillonario y decir adiós a su negocio en el rescate a las arcas helenas.