La Bien Querida

En los balances sobre 2015 de las publicaciones españolas especializadas en música moderna hay algunas coincidencias. Por ejemplo, haber considerado que el último álbum de Ana Fernández-Villaverde, también conocida como La Bien Querida fue uno de los mejores del año. En los balances sobre 2015 de las publicaciones españolas especializadas en música moderna hay algunas coincidencias. Por ejemplo, haber considerado que el último álbum de Ana Fernández-Villaverde, también conocida como La Bien Querida fue uno de los mejores del año.

El disco, titulado‘Premeditación, Nocturnidad y Alevosía’, es el cuarto que publica esta singular cantante que dejó en un segundo plano la pintura, su primera profesión, hace ahora nueve años, animada por algunos amigos músicos que habían escuchado sus canciones.

Desde entonces, ha evolucionado en las instrumentaciones de sus temas, que primero apostaban por un pop de corte acústico, casi minimalista, y luego han dado paso a la electrónica, que monopoliza ahora los arreglos de sus nuevas canciones.

Durante todo este tiempo, sin embargo, algunas cosas han variado poco. Por ejemplo, la inquietante sencillez de unas melodías simples pero efectivas y perfectas para tararear, que suele contrastar con los textos de unos temas donde lo dramático suele predominar.

Luces y sombras, más o menos, que no enturbian la comprensibilidad de lo que se dice. Aunque los climas que propician el desasosiego y la ambigüedad, quizá premeditada, dejen espacio a posibles segundas lecturas ocultas, en virtud de las preferencias del oyente.

En cualquier caso, la crítica especializada, ya lo hemos dicho, ha vuelto a ‘bendecir’ a La Bien Querida, en una nueva apuesta de riesgo, que incluía la fragmentación del lanzamiento de su álbum en tres Eps previos, cuyas canciones superaron el reto de mantener vivo el interés.

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