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Fundación Tony Manero

Ahora tenemos a Cosmosoul y Aurora and The Betrayers, por ejemplo. Y las modas parecen dar la vuelta y volver a convertir en ‘cool’ las músicas de baile de raíz afroamericana. Pero hace veinte años, cuando ni siquiera había surgido aún Amy Winehouse, ya estaba allí la Fundación Tony Manero. Ahora tenemos a Cosmosoul y Aurora and The Betrayers, por ejemplo. Y las modas parecen dar la vuelta y volver a convertir en ‘cool’ las músicas de baile de raíz afroamericana. Pero hace veinte años, cuando ni siquiera había surgido aún Amy Winehouse, ya estaba allí la Fundación Tony Manero.

Y con ellos, la irreverencia, la reivindicación de la juerga sin fin y de la magia de las pistas de baile y el ‘revival’ de aquella colorida escena en la que floreció la música disco en la década de los setenta del pasado siglo. La banda sonora de locales añorados por los amantes de las bacanales como aquel antro ‘neoyorquino’ llamado Studio 54.

Ya saben aquel lugar del que uno sólo podía acordarse si nunca había estado allí. Los de la Fundación Tony Manero no estuvieron. Pero si habían visto la película ’Fiebre del Sábado Noche’ y admirado a John Travolta, de cuyo personaje en aquel drama tomaron su peculiar nombre.

Excelentes instrumentistas, su pericia y su solvencia sobre las tablas borraba de un plumazo cualquier crítica que pudiera surgir a cuenta de su particular manera de presentarse en escena. Aquellas ‘patillas’ y aquellos pantalones acampanados que sólo ‘Los Manolos’, otro excelente grupo catalán, en este caso dedicado a la rumba, eran capaces de superar.

Pero, los ‘maneros’ no se quedaron en la simple imitación de los modelos mitificados por la nostalgia. Su decisión de cantar en castellano ha marcado por completo una carrera en la que han dejado patente su personalidad y sus posibilidades de encontrar nuevos caminos para el viejo y adorable ‘chunda-chunda’.

Ellos, lo mismo que otros visionarios como el gran Lin Cortes, han buscado espacios propios para que la música de baile hecha aquí no sea una burda imitación de los modelos anglosajones. Algo en lo que, lamentablemente, caen casi todas los demás bandas que protagonizan este nueva edad de oro del funk y el soul español.

Ahora queda, entre otras cosas, atreverse a retomar aquel grandiosos gipsy sound que se sacó de la manga el productor José Luis de Carlos y que defendieron con éxito Los Chorbos, Las Grecas y Dolores Vargas ‘La Terremoto’. El ’Achlifunk’ de toda la vida. ¡Ojala que la Fundación Tony Manero recoja el guante!

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