Inasequible al desaliento y convencido de las virtudes de un repertorio ancestral que hay que cuidar con esmero, el folklorista Eliseo Parra sigue con su particular guerra de guerrillas para mantener viva en el presente la música que se ha cantado siempre en todos los pueblos de España. Inasequible al desaliento y convencido de las virtudes de un repertorio ancestral que hay que cuidar con esmero, el folklorista Eliseo Parra sigue con su particular guerra de guerrillas para mantener viva en el presente la música que se ha cantado siempre en todos los pueblos de España.
Un digno repertorio que puede presentarse de muchas maneras, por ejemplo con el aliento jazz-rockero que le imprime su impresionante sexteto, formado por Josete Ordóñez, Gillem Aguilar, Pablo Martín, Xavi Lozano, Eduardo Laguillo y Aleix Tobías.
O también con el aire de auténtica fiesta popular que adquieren estas mismas canciones, cuando las presenta acompañados por Las Piojas en Costura, un animoso e intrépido grupo formado por sus alumnos y alumnas, que también se sube, a veces, al escenario para aportar su contribución a la causa.
Lo hace por ejemplo, en estos días de fiestas navideñas, para recuperar sobre las tablas el olvidado repertorio que conforman los villancicos tradicionales, de la sierra de Madrid, de Jerez, Cataluña o Extremadura, que corre el riesgo de perderse para siempre si nadie lo canta.
Ayer mismo, Eliseo unió a casi todos sus compinches en el más que adecuado marco del Corral de Comedias de Alcalá de Henares, para compartir con el público asistente una auténtica fiesta popular española, en una sala llena hasta la bandera.
Porque, amigo mío, en esta suerte de lucha desigual que Parra libra contra la plaga de White Chritsmas y otra hierbas invasoras, lo que tiene en frente sí que son gigantes, y de dimensión multinacional, y no esos simpáticos molinos de viento de toda la vida.
