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El sindicato cubano duda de que se pueda mantener el Estado de bienestar en la Isla

La economía cubana es incapaz de mantener en su situación actual y por sí sola el sistema social de protección de los ciudadanos. Así lo ha aseverado Raymundo Navarro, dirigente de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el sindicato oficial en la Isla, que también ha hecho público su apoyo a las medidas liberalizadoras que, con cuentagotas, pone en marcha Raúl Castro. «Es muy difícil llevar a cabo un proyecto social como el cubano; debe haber voluntad política y eficiencia, pero esto tiene que tener un respaldo de la economía, y hoy la principal vulnerabilidad del modelo es el deficiente desarrollo económico», señaló Navarro a la agencia Télam. La economía cubana es incapaz de mantener en su situación actual y por sí sola el sistema social de protección de los ciudadanos. Así lo ha aseverado Raymundo Navarro, dirigente de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el sindicato oficial en la Isla, que también ha hecho público su apoyo a las medidas liberalizadoras que, con cuentagotas, pone en marcha Raúl Castro. «Es muy difícil llevar a cabo un proyecto social como el cubano; debe haber voluntad política y eficiencia, pero esto tiene que tener un respaldo de la economía, y hoy la principal vulnerabilidad del modelo es el deficiente desarrollo económico», señaló Navarro a la agencia Télam.

El CTC es el único sindicato legal en Cuba, y por tanto se muestra partidario de las políticas adoptadas por las autoridades en materia laboral, como el despido de casi un millón de funcionarios. «En Cuba están infladas las plantillas del Estado y se busca que, con el tiempo, medio millón de trabajadores pasen al sector no estatal, con el fin de cambiar la estructura del empleo sobre la base de disminuir los gastos», ha indicado Navarro a los medios de comunicación en Ginebra, donde ha acudido para participar en la Conferencia Anual de la Organización Internacional del Trabajo (OMT).

A cuentagotas, Raúl Castro pone en marcha tímidos avances para flexibilizar el rígido mercado de trabajo cubano. Aunque en la teoría en el último Congreso de abril se decidió una tímida apertura económica, en la práctica las autoridades de la Isla avanzan a paso de tortuga. Un mes después de la aprobación de los Lineamientos, se anunció una reducción de los impuestos, con el objetivo de facilitar la contratación de personal, mientras que los “paladares” (restaurantes) verán incrementada su capacidad de veinte a treinta comensales y además podrán ofrecer carne de res y mariscos, prohibidos hasta ahora. 314.538 cubanos han entrado al sector privado desde octubre.

Diversos analistas han señalado la escasa incidencia y lentitud de las reformas, que pese a la retórica oficial no van al fondo sino que se quedan en detalles superficiales y no ponen en marcha una auténtica liberalización de la economía. Sin embargo, Navarro defiende a las autoridades y señala algunos caminos que emprenderán en un futuro: «un peluquero cobra un salario atienda a tres o veinte clientes, mientras manda a sus hijos a un colegio gratuito, no paga un centavo si se tiene que hacer hasta un transplante, o va al teatro por 0,25 dólares; así la economía no aguanta; por eso ahora el Estado le va a alquilar el local y tendrá que pagar la luz, el agua y los impuestos de acuerdo con lo que gane», declaró.

El sindicalista no cree que la Isla pueda mantener los beneficios sociales con el estado actual de la economía. «Cuba tiene indicadores a la altura de un país desarrollado: una mujer tiene hoy un promedio de vida de 79,7 años y un hombre de 78, gracias a las condiciones derivadas del proyecto social, pero a la vez se da el fenómeno de que están naciendo menos personas, sobre todo niñas, con lo que se calcula que en 2024 vamos a tener una población con más de 24 por ciento de mayores de 60», afirmó. En 2009 Raúl Castro aumentó la edad de jubilación precisamente por la preocupación que provoca este tema en las autoridades.

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