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Deustche Bank y Societe Generale imponen a Merkel y Sarkozy las condiciones del rescate griego

Deustche Bank y Societe Generale mandan en Europa. Y lo hacen hasta el punto de haber impuesto al presidente francés, Nicolas Sarkozy y a la canciller alemana, Angela Merkel, su estrategia para diseñar el nuevo plan de rescate a Grecia, del que, según parece, se ha caído al final el impuesto que se le iba a aplicar a la banca para que contribuyera en la dotación de los fondos. Deustche Bank y Societe Generale mandan en Europa. Y lo hacen hasta el punto de haber impuesto al presidente francés, Nicolas Sarkozy y a la canciller alemana, Angela Merkel, su estrategia para diseñar el nuevo plan de rescate a Grecia, del que, según parece, se ha caído al final el impuesto que se le iba a aplicar a la banca para que contribuyera en la dotación de los fondos.

Por si alguien tenía dudas al respecto, las agencias especializadas dan cuenta de la presencia en las negociaciones de un personaje clave en esta trama: Joseff Ackerman, el presidente del Deustche Bank y del Instituto Internacional de Finanzas, de quién en la industria de los ‘hedge funds’ se dice que “Ackerman señala el blanco y Merkel dispara”. Le acompañará un representante de la gran banca francesa.

Ahora solo queda introducir algún pequeño cambio, obligado por las exigencias del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, que no se aviene a aparecer en público como perdedor de un pulso que ha vuelto a ganar la coalición de acreedores financieros de los países del Eurogrupo.

Si no hay sorpresas de última hora, el acuerdo que presentarán los Jefes de Estado y el presidente europeo Van Rompuy tras la cumbre de hoy estará basado en la propuesta realizada por la patronal bancaria que El BOLETIN dio a conocer el lunes. Aunque despojada, según fuentes diplomaticas citadas hoy por varias agencias de información, de la posibilidad de que se imponga un impuesto especial a las entidades financieras.

De modo que, en una victoria más del imparable lobby financiero, la famosa contribución del sector privado al rescate de Grecia se traducirá, posiblemente, en un canje de deuda por un valor mínimo de 30.000 millones de euros. Una operación que, según admitía poco antes del inicio de la reunión el presidente del Eurogrupo Jean Claude Juncker, podría recibir la consideración de suspensión de pagos por parte de las agencias de rating.

O quizá no, porque la nueva deuda estaría avalada por el Fondo de Rescate Europeo que vería ampliada su dotación para poder funcionar como prestamista de último recurso por si falla Grecia.

Los bancos europeos, en especial los británicos, abogan porque el Fondo de Rescate, que ahora está dotado con 450.000 millones de euros, amplie su volumen hasta los dos billones de euros (dos veces el PIB español de un año) y, de hecho, obtenga como ahora esos recursos por medio de emisiones de eurobonos realizadas con un calendario conocido para los mercados, de modo que operase como el resto de los tesoros públicos de los países del euro.

Gracias a esta nueva potencia de fuego, el Fondo de Rescate podrá poner su liquidez a disposición de los bancos. Les inyectará capital si hace falta, para superar los posibles efectos de una quita parcial de la deuda griega, y recomprará deuda en los mercados secundarios, es decir, parte de los bonos que las entidades financieras tienen en cartera y de las que tenderán a deshacerse paulatinamente.

En el plan también se incluirá, según algunas fuentes, un alargamiento de los plazos de pago de la deuda griega y una rebaja de los tipos de interés aplicados a los préstamos que reciba del FMI y el propio Fondo de Rescate.

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