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Bote salvavidas…

Los marines han vuelto a desembarcar en Normandía en un día tan señalado como el tercer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers. En este caso, el plan es bombardear dólares. A mansalva. Tantos como hagan falta para que los bancos europeos superen la escasez de billetes verdes que amenazaba con llevarlos a la quiebra. Los marines han vuelto a desembarcar en Normandía en un día tan señalado como el tercer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers. En este caso, el plan es bombardear dólares. A mansalva. Tantos como hagan falta para que los bancos europeos superen la escasez de billetes verdes que amenazaba con llevarlos a la quiebra.

El suministro se canalizará con la ayuda del BCE y permitirá a las entidades con más problemas, las francesas y alemanas, tener pólvora suficiente para llegar a fin de año. El Banco de Inglaterra, el de Suiza y el de Japón se han unido a esta operación de emergencia que tendrá, sin duda, un alto coste político para la UE. A cambio de la ayuda, Obama exige que los países de la Zona del Euro coordinen sus políticas económicas. Y que Alemania se comprometa a ayudar a sus socios con todo el apoyo financiero que sea necesario.

La historia es como sigue. Los principales bancos centrales del mundo (el BCE, la FED, el Banco de Inglaterra, el banco central de Suiza y el Banco de Japón) se han aliado hoy, por tercera vez en los últimos tiempos, para realizar una acción coordinada con el propósito de inyectar liquidez en dólares al sistema financiero mundial. El objetivo es evitar un posible colapso de las operaciones en derivados, denominadas en esta moneda, de algunos grandes bancos europeos que se encontraban en zona de alto riesgo.

Como resultado de esta acción, los precios de las acciones de las entidades financieras han rebotado al alza e impulsado hacia arriba a los principales índices. También el euro ha remontado tras las fuertes caídas de los días anteriores y su cotización se acerca ahora a los 1,39 billetes verdes por unidad de moneda única.

El movimiento tiene tintes dramáticos porque se produce además el día en el que se cumple el tercer aniversario de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, tal y como decíamos al principio de este artículo. Una de las efemérides más temidas en la ya larga lista de días negros que ha dejado para el recuerdo la actual, e imparable, crisis financiera global.

Como resultado del pacto el BCE celebrará, gracias al apoyo de la FED, tres operaciones adicionales de inyección de liquidez en dólares con vencimiento de tres meses a través de préstamos a tipo de interés fijo a cambio de avales. Así se garantiza la disponibilidad de dólares hasta fin de año. Las subastas tendrán lugar el 12 de octubre, el 9 de noviembre y el 7 de diciembre.

La magnitud del abismo al que se enfrentaban los grandes bancos europeos por culpa de la desafección de los fondos de inversión estadounidenses, empezaba a conocerse desde el inicio de esta semana. El problema tiene tal dimensión que el Tesoro de EEUU había pedido a algunos fondos que mantuviesen sus inversiones en el sistema financiero europeo.

Aparentemente, algunos pesos pesados del sector, como Fidelity o Federated Investors, habrían atendido a las amables peticiones de los hombres de Obama. Se trata de ganar tiempo para que Europa arregle sus problemas. O más concretamente, Alemania dé el paso necesario para que se termine la crisis de la deuda soberana europea y los partícipes de los fondos estadounidenses vuelvan a confiar como antes en los bancos del Viejo continente.

Muchos no lo hacen, aunque quizá tras la intervención de los bancos centrales la cosa cambie. Pero hace sólo dos semanas las gestoras de tamaño medio habían emprendido una huida acelerada del sistema Financiero de la Zona euro. Como Legg Mason, por ejemplo, que se ha negado a refinanciarle un crédito de 225 millones de dólares a BNP Paribas, según una información de The New York Times.

Y hay infinidad de casos como este. Tantos como para que el mes pasado la suma del total de deuda a corto plazo que no se refinanció a la banca francesa ascendiera a 50.000 millones, según los cálculos de JP Morgan.

La tendencia al alza de este número empezó a producirse hace ya más de un trimestre, pero hasta ahora la exigencia de reintegros no había sido tan pronunciada como en el caso de agosto cuando el aumento llegó a ser del 14% con respecto al mes anterior. Todo un precedente.

Aun así, los fondos estadounidenses renovaron muchos créditos a las entidades financieras galas, hasta alcanzar los 161.000 millones de dólares en total, una cantidad que supone un descenso del 34% con respecto a las cifras del mes anterior.

Y esta demostración de confianza podía haberse convertirse en un nuevo y enorme problema a muy corto plazo. A finales de este mismo mes en muchos casos. Con otra cuestión añadida, el hecho de que los préstamos son en dólares y hay que devolverlos en dólares. Ahora tras la entrada en juego de la FED, el problema desaparece…temporalmente.

Hasta en ese punto ha podido notarse hoy la buena disposición de la Administración Obama. El compromiso va más allá de las palabras. Este acuerdo entre la FED y el BCE es el tercero en los últimos tres años y medio, y vuele permitir a los bancos europeos disponer de todos los dólares que necesiten aunque no encuentren contrapartidas para los contratos de ‘swap’.

Pero esa disponibilidad de dólares, no será suficiente para arreglar la situación a largo plazo. En este sentido, el diagnóstico de la administración Obama es claro: la UE tiene que avanzar hacia una coordinación federal de sus políticas económicas. Y Alemania tiene que prestar toda la ayuda financiera que sea necesaria a las naciones más débiles. Rápido y sin remedio.

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