No obstante, el organismo estima que el crecimiento en 2023 y 2024 se ralentizará hasta un 1,6% y un 2,3%, respectivamente, como consecuencia de la guerra y el ciclo generalizado de subidas en los tipos de interés, principalmente.
Así lo recoge el último informe elaborado por el organismo, que destaca que las economías de la región se han recuperado a sus niveles previos a la pandemia y han recobrado «cierta sensación de normalidad», aunque con la necesidad de reactivarse para evitar un nuevo ciclo de bajo crecimiento. En este sentido, el organismo cree que las inversiones sociales y de infraestructura pueden ser impulsores clave del crecimiento y la prosperidad compartida.
«La mayoría de las economías han regresado a los niveles previos a la pandemia, pero eso no es suficiente. Los países de la región tienen la oportunidad de reconstruirse mejor después de la crisis y lograr sociedades más justas e inclusivas», ha comentado el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
El alto representante de la entidad apunta que además de emprender las reformas e inversiones fundamentales para impulsar el crecimiento, los gobiernos deben abordar también los «años de educación perdidos, las vacunas perdidas y los efectos retardados de la inseguridad alimentaria que oscurece la recuperación del PIB».
El Banco Mundial indica que pese a las mejores previsiones para este año, las cicatrices de la crisis permanecen y deben abordarse. Si bien la pobreza monetaria se redujo del 30% en 2021 al 28,5% en 2022, esta sigue en un nivel «aún muy alto».
«Administrar mayores cargas de deuda derivadas de la crisis mientras se genera suficiente espacio fiscal para inversiones que promuevan el crecimiento requiere nuevas fuentes de ingresos cuidadosamente consideradas, pero también un mejor uso del gasto existente.
En promedio, se podría ahorrar el 17% del gasto público y en dos tercios de los países, estos ahorros podrían eliminar los déficits presupuestarios actuales», ha señalado el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
El informe sugiere que los países deben examinar cuidadosamente las opciones de política fiscal y de gasto público, con el fin de favorecer la equidad y evitar posibles efectos adversos. Esto incluye medidas para mejorar la eficiencia del gasto, ya que el Banco Mundial estima que en promedio, el 4,4% del PIB, o el 17% del gasto público, se desperdicia en transferencias mal dirigidas, malas prácticas de adquisición y políticas de recursos humanos ineficientes.
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