Según las previsiones del organismo internacional divulgadas este martes, la región se recuperará ligeramente en 2024, con un crecimiento del 2,4%, todavía lejos del 3,6% que se espera que haya progresado en el año 2022.
Esta desaceleración se debe, entre otros motivos, a los esfuerzos de las autoridades monetarias por controlar la inflación, así como a los efectos indirectos de la debilidad de las perspectivas mundiales.
En concreto, se espera que el lento avance de Estados Unidos y China reduzca la demanda de exportaciones, mientras que el aumento de los tipos de interés en Estados Unidos probablemente mantendrá restrictivas las condiciones financieras. A su vez, el lento crecimiento mundial tendrá efecto en los precios de las materias primas, debilitando los términos de intercambio de Sudamérica.
Además, según el Banco Mundial, existen riesgos de que el crecimiento sea «más débil» de lo previsto, lo que podría pesar «mucho» sobre los precios de las materias primas y socavar la actividad económica de los países de la región. Asimismo, un mayor endurecimiento de las condiciones financieras mundiales también podría provocar tensiones financieras en las economías más vulnerables de la región.
La inflación, uno de los principales problemas para las economías de América Latina en 2022, podría ser «más persistente de lo previsto» en 2023, según ha apuntado en su informe regional el Banco Mundial.
En consecuencia, el control duradero de los precios a través de nuevas subidas de los tipos de interés podría frenar «aún más» el crecimiento a corto plazo. Ya en 2022, a pesar de la robusta expansión del consumo en la primera mitad del año, las condiciones financieras restrictivas empezaron a llevar a las economías de América Latina hacia un escenario de desaceleración.
«La inflación general pareció alcanzar su punto máximo a mediados de año en la mayoría de los países, pero sigue estando muy por encima de los objetivos de los bancos centrales», ha expresado el organismo.
Por países, únicamente Chile y Haití experimentarán un crecimiento negativo en 2023, del 0,9% y 1,1%, respectivamente. Mientras, el resto de países incrementará su PIB, aunque las cifras serán muy bajas.
Así, el Banco Mundial ha estimado que Brasil o México crecerán por debajo del 1% (0,8% y 0,9%, respectivamente). Del mismo modo, la economía colombiana apenas superará esta cifra, situándose en el 1,3%.
En torno al 2% se situarán países como Perú (2,6%) o Argentina (2%), mientras que otros países como Ecuador (3,1%), Bolivia (3,1%), Panamá (4,5%) o Paraguay (5,2%) tendrán un mejor desempeño.
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