En la misma línea, el informe destaca que un 64% de los países de Iberoamérica todavía cuenta con leyes que restringen la libertad de elección de empleo de las mujeres, lo que mantiene cierta segregación en el ámbito ocupacional.
«A pesar de los renovados esfuerzos y compromisos, el avance continúa siendo insuficiente, dado que aún persisten demasiadas brechas, a menudo sancionadas por la existencia de leyes y políticas discriminatorias o la ausencia de protecciones legales», explica el estudio en el que Segib y ONU Mujeres han trabajado desde 2018.
De esta forma, una de las medidas que se proponen en el informe es «poner fin» a la discriminación salarial, a través de la introducción o ampliación del principio de igual remuneración. «Es fundamental para el empoderamiento de las mujeres», explica.
UN 77% DE LOS PAÍSES DESPROTEGE A LAS TRABAJADORAS DOMÉSTICAS
En cuanto al trabajo doméstico, un 77% de los países de la región no cuenta con legislación necesaria para proteger los derechos de las trabajadoras domésticas y un 27% cuenta con textos con disposiciones discriminatorias en su legislación en cuanto al reconocimiento de este tipo de trabajo.
Por su parte, el trabajo de cuidados no está reconocido en muchos países y los permisos de maternidad no llegan al mínimo de 14 semanas exigido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un 27% de los países iberoamericanos. Además, los permisos de paternidad son inferiores a los 15 días en un 96% de los países e incluso en tres de ellos no hay ningún tipo de permiso de paternidad.
En este sentido, el informe apuesta por «promover medidas» que supongan la equiparación de las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas al resto de trabajadores, así como adoptar textos legales que subrayen el pleno reconocimiento de este trabajo. Sobre los permisos de paternidad, ONU Mujeres y Segib instan a los países a «revisar» las normas, abogando por una mayor corresponsabilidad de los varones.
El informe ha cobrado especial importancia en el contexto actual, ya que el Covid-19 ha impactado «de forma más pronunciada» entre las mujeres, percibiendo un incremento en la carga de trabajo. «Su menor participación laboral, sus mayores tasas de temporalidad y subempleo, así como su mayor concentración en empleos informales y en sectores dañados por la pandemia, sitúa a las mujeres en peores condiciones para afrontar la actual crisis», recoge el informe.