Esta cifra supone un importante incremento con respecto a años anteriores pese a la peligrosidad de la ruta en la que abundan los robos, las violaciones y la trata de personas, lo que se suma al riesgo de los animales salvajes que habitan en la selva.
La cifra de menores registrada es casi tres veces superior al número que se contabilizó durante los cinco últimos años, según UNCEF, que alerta además del riesgo de contraer diarrea, enfermedades respiratorias, deshidratación y otras dolencias que requieren atención inmediata.
La directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Jean Gough, calificó de «superviviente» a cada niño que logra cruzar el Tapón del Darién. «En lo más recóndito de la selva, los robos, las violaciones y la trata de personas son tan peligrosos como los animales salvajes, los insectos y la falta absoluta de agua potable. Semana tras semana, hay más niños que mueren, que pierden a sus padres o que se separan de sus familiares durante este peligroso viaje», ha denunciado.
Durante el transcurso de este año han muerto en esta selva al menos cinco niños y más de 150 llegaron a Panamá sin sus padres, algunos de ellos recién nacidos, lo que supone un número casi 20 veces superior al registrado el año pasado.
Además, las bandas criminales están usando cada vez más la violencia sexual como arma para aterrorizar a los migrantes: entre enero y septiembre de 2021 se registraron 29 denuncias de abusos sexuales a niñas adolescentes.
Gough ha alertado de que los equipos de la Agencia jamás habían visto a tantos niños pequeños cruzando el Tapón del Darién y a menudo sin ningún tipo de compañía. «Una afluencia tan rápida de niños que se dirigen al norte desde Sudamérica debería ser tratada urgentemente como una grave crisis humanitaria en toda la región, independientemente de Panamá», ha apuntado.
La ruta es frecuentada por migrantes de más de 50 nacionalidades procedentes de lugares tan lejanos como África y el sur de Asia y su destino final es llegar a Estados Unidos. La mitad de los migrantes son de Haití y muchos de sus hijos nacieron en Chile o Brasil.
Ante esta situación, UNICEF pide a los gobiernos garantizar la protección de los niños en tránsito durante todo su viaje y coordinar el despliegue de una respuesta humanitaria más firme en todos los países implicados.
PROYECTOS EN COLOMBIA Y PANAMÁ
Del mismo modo, insta a potenciar la integración de las familias migrantes en las comunidades de acogida y a solucionar las causas de fondo que los lleva a emigrar.
En Colombia, UNICEF ayuda a los migrantes suministrando agua y servicios de saneamiento e higiene, particularmente en las zonas portuarias de Necoclí, donde más de mil personas, entre ellos niños, esperan alternativas de transporte hacia Panamá. El Fondo de la ONU para la Infancia también trabaja con las autoridades locales para identificar a los niños no acompañados y separados por las unidades móviles.
La agencia de la ONU y sus aliados proporcionan apoyo psicosocial y asistencia médica a los niños migrantes que llegan a Panamá, especialmente a los que fueron separados de sus padres. A los menores que fueron víctimas de violencia durante el trayecto se les desvía a los servicios de protección local.
UNICEF y el Gobierno panameño distribuyen a diario agua para 1000 personas y kits de higiene a las adolescentes y mujeres migrantes en sus tres centros de recepción de migrantes en las localidades de Bajo Chiquito, Lajas Blancas y San Vicente.
Ya que se espera que el número de niños y familias migrantes en el Tapón del Darién siga aumentando en las próximas semanas y meses, UNICEF está ampliando su respuesta humanitaria para atender las necesidades urgentes de los niños y las familias que se desplazan en Panamá y Colombia.