La presidenta de México, Claudia Sheinbaum (Foto: Gobierno de México)
La conversación, según explicó Sheinbaum en rueda de prensa, fue breve pero productiva. México mantiene sobre la mesa una lista de cerca de 50 barreras no arancelarias presentadas por Estados Unidos, mientras sigue vigente la prórroga de 90 días acordada en verano para evitar que el 1 de agosto entrasen en vigor los aranceles generales del 30%. En este marco, continúan aplicándose tasas específicas a sectores sensibles como el automóvil y los metales industriales
El aplazamiento concedido por Sheinbaum y Trump ofrece un respiro temporal a los exportadores mexicanos, pero mantiene la incertidumbre. Si no se alcanzan avances tangibles, Washington podría reactivar los gravámenes sobre el comercio bilateral, una medida que afectaría de lleno a la industria automotriz y manufacturera
La prórroga concede aire político pero deja abierta la amenaza de nuevos aranceles si no se sellan compromisos en las próximas semanas
El equipo negociador mexicano intenta resolver los requisitos técnicos, certificaciones y trámites aduaneros que EEUU considera obstáculos injustificados. Al mismo tiempo, el Gobierno de Sheinbaum busca garantizar que cualquier acuerdo preserve la competitividad del país dentro del marco del USMCA, el tratado que sustituyó al TLCAN.
| Concepto | Situación actual |
|---|---|
| Duración de la prórroga inicial | 90 días (hasta principios de noviembre) |
| Nueva extensión anunciada | “Unas semanas” adicionales |
| Barreras no arancelarias señaladas por EEUU | Alrededor de 50 |
| Aranceles a automóviles fuera de norma | Hasta 25% |
| Aranceles a acero, aluminio y cobre | Hasta 50% |
| Exportaciones mexicanas con destino EEUU | Más del 80% del total |
Los sectores industriales alertan de que una escalada arancelaria encarecería componentes, insumos y bienes de consumo. La automoción sería la más expuesta, mientras que las metalúrgicas y la construcción sufrirían el impacto en los costes de materias primas
Los analistas plantean dos rutas. La primera, un acuerdo parcial que elimine progresivamente las barreras no arancelarias y mantenga controladas las tasas sobre metales. La segunda, una escalada comercial si no se logran resultados concretos antes de fin de año. Sheinbaum ha insistido en que “el diálogo está muy avanzado”, y confía en una resolución que preserve el equilibrio político con Washington
El desenlace de esta negociación marcará el tono de la relación bilateral y el pulso del USMCA en 2026
La presidenta mexicana afronta una negociación compleja: necesita evitar el deterioro del comercio exterior sin aparecer complaciente ante Trump, cuyo discurso arancelario busca rédito interno. La apuesta por “unas semanas más” responde tanto a razones técnicas como a un cálculo político: mantener abierta la cooperación económica con el principal socio comercial y, a la vez, ganar margen para defender los intereses nacionales.
La ampliación del diálogo entre México y EEUU aplaza la tensión inmediata, pero no disipa los riesgos. Lo que se decida en las próximas semanas será determinante para la estabilidad de las exportaciones mexicanas y para la credibilidad del USMCA en el año previo a su revisión integral.
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