La Cumbre Norteamericana celebrada el 18 de noviembre en Washington fue un giro decisivo en la relación del presidente Andrés Manuel López Obrador con su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
«El presidente pasó de una perspectiva localista y nacionalista a una visión regional e integracionista. Ese viraje puede potenciar la relación comercial y el desarrollo económico, en oposición a su visión anterior de enfrentar a las empresas de estos países como una amenaza para la soberanía», dijo a la Agencia Sputnik el experto en Norteamérica Alexis Juárez Cao, doctorado por la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
El gobernante latinoamericano, conocido por sus años de militancia contra el libre comercio, asumió un rol inesperado.
«Se proyectó como paladín de la defensa de la seguridad y prosperidad de Norteamérica en contra de la amenaza de China», señaló Juárez Cao, posgraduado en Estudios sobre EEUU y Norteamérica por la Universidad de las Américas de Puebla.
Una frase del discurso pronunciado por el gobernante mexicano en la Casa Blanca fue música para los oídos de Biden y sobresaltó a Trudeau.
La integración «es el mejor instrumento para hacer frente a la competencia derivada del crecimiento de otras regiones del mundo, en particular, la expansión productiva y comercial de China», dijo López Obrador al leer su exposición, a diferencia de sus colegas que hablaron en forma coloquial.
El doctor en sociología estimó que fue un esfuerzo por ganar la simpatía y confianza de sus contrapartes, tras perder tres años de la primera parte de su sexenio.
«Es el saldo de una política nacionalista y agresiva en contra de las empresas extranjeras, buena parte de ellas de origen estadounidense y canadiense», comentó el investigador.
Diplomáticos, analistas y agencias calificadoras de riesgo financiero tomaron nota y comenzaron a vislumbrar una segunda parte del Gobierno de López Obrador orientada a cumplir con pragmatismo los compromisos asumidos en temas como competitividad y crecimiento equitativo.
Los mercados esperan que fortalezca las cadenas internacionales de suministro, y acelere el despliegue de energías renovables, indicó el analista.
Juárez Cao observó que si se consuma ese giro, «implicaría varios cambios a su política económica inicial, hostil hacia las empresas privadas y extranjeras, que favoreció a las empresas del Estado en el sector energético».
En tres años, el foco ha estado en rescatar a las estatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Pero los acuerdos de la Cumbre anticipan un 2022 de negociación, acuerdos y reajustes en la región, en un entorno de colaboración y competencia entre empresas públicas y privadas.
Acerca de la política de sanear con fondos públicos las finanzas de Pemex, endeudada con más de 116.000 millones de dólares, varios expertos opinan que es como intentar llenar un barril sin fondo.
«Sin duda es la empresa más endeudada del mundo, pero el año próximo se van a ir reduciendo sus pérdidas. Diría que sí es un barril, pero con un fondo muy profundo definido», comentó el entrevistado.
El componente político está dominado por la anticipada sucesión presidencial que el propio López Obrador echó a andar, entre tres aspirantes.
Su favorita jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum; el canciller Marcelo Ebrard, que gobernó la capital de 2006 a 2012; y el líder del oficialismo en el Senado, Ricardo Monreal, que marcha por su cuenta, son los tres enfilados a la contienda interna.
El reto del jefe del Ejecutivo es mantener su agenda de programas sociales, megaproyectos de infraestructura dominados por dos trenes, un aeropuerto y una refinería, y controlar la violencia que amenaza con ser la peor desde la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, el crimen organizado no da tregua y amenaza a las inversiones.
Una investigación de la organización ciudadana Signos Vitales indica que el trienio 2018-2020 «han sido los años con más asesinatos en la historia del país (33.740, 34.689 y 34.558 homicidios dolosos, respectivamente) y de mantenerse la tendencia, 2021 podría ser el más violento» en décadas recientes.
Con todo ese cuadro complejo, el próximo año se perfila un crecimiento modesto de 3,3 por ciento en la economía mexicana, como estima la Organización para el Comercio y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Juárez Cao pronosticó que «se avecina un año de ajustes de la política pública del presidente, será más realista y pragmática, de negociación y acuerdos con inversionistas extranjeros, particularmente Norteamérica».
La plataforma ya está en marcha: México se afianzó como el primer socio comercial de EEUU en la primera mitad de 2021, y el intercambio en seis meses alcanzó un valor de casi 320.000 millones de dólares.
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