Activistas de la organización ambientalista Greenpeace obstruyeron en una protesta pacífica la ruta de esa embarcación dedicada a la minería en aguas profundas, al atardecer del miércoles.
Los ecologistas se encontraron con el gigantesco barco a bordo de un kayak mientras sostenían una pancarta que decía «Alto a la minería submarina»
El activista de la organización internacional James Hita envió por radio un mensaje al capitán del Hidden Gem.
«Estamos aquí porque la minería en aguas profundas amenaza la salud del océano, la vida y el sustento de todas las personas que dependen de él», dijo el ecologista en su mensaje al timonel.
El pronunciamiento de la organización fundada en Vancouver, Canadá, en 1971, explicó a la tripulación que los océanos albergan más del 50 por ciento de la vida en el planeta y es uno de nuestros mayores aliados en la lucha contra la crisis climática.
«No nos quedaremos de brazos cruzados mientras las empresas mineras comienzan a saquear el lecho marino para obtener ganancias», advirtió el activista.
Desde una pequeña lancha en el puerto de Manzanillo, la filial mexicana de Greenpeace envió ese mensaje al capitán del navío para hacer la denuncia internacional.
El navío había zarpado desde el puerto de Manzanillo rumbo a las aguas profundas del Pacífico norte el 13 de septiembre, para realizar una exploración para minería entre aguas mexicanas y el archipiélago estadounidense de Hawái.
El Hidden Gem fue encomendado por la minera canadiense The Metals Company, y regresaba de ocho semanas de pruebas de extracción en la Zona Clarion Clipperton que se encuentra entre México y Hawái.
«El barco planeaba extraer 3.600 toneladas de nódulos polimetálicos del lecho marino en una prueba que podría sentar las bases para la minería comercial a gran escala», dice el informe de la operación ecologista.
Los activistas exigen que los países impongan moratorias contra esta actividad contaminante.
Ese tipo de explotación submarina «deriva en el uso de maquinaria en el océano generando enormes cantidades de sedimentos que dañan los ecosistemas», según los ambientalistas.
El enorme barco de perforación de minería en aguas profundas tiene como base ese puerto industrial del centro-oeste mexicano, que sirve al comercio del país norteamericano con la región Asia Pacífico, desde donde se exporta sobre todo materias primas.
«Nuestro mensaje es claro: no se debe permitir que continúe la minería en aguas profundas, representamos las voces de miles de personas en todo el mundo», señala el pronunciamiento.
El movimiento es liderado por habitantes del Pacífico, quienes con un colectivo de organizaciones representan la oposición a esta «industria destructiva que se fortalece cada día» y un número creciente de gobiernos que piden una moratoria a esa actividad en foros internacionales
Hasta la fecha, los gobiernos de Palau, Samoa, Fiji, Alemania, Francia y mi país de origen, Aotearoa, Nueva Zelanda, han declarado su respaldo a por lo menos una moratoria, reseña el informe.
Aleira Lara, directora de campañas de Greenpeace México, dijo en una declaración escrita que los ecologistas observan en el océano que conecta y nutre al mundo «un futuro en el que se proteja la forma de vida de las personas y se respete su conexión espiritual con el océano, y la minería en aguas profundas no tiene cabida en este futuro».
La activista sostiene que, a menos que los líderes mundiales tomen medidas para apoyar una moratoria, la minería en aguas profundas podría comenzar en julio del próximo año 2023.
The Metals Company ha dicho que planea solicitar una licencia de minería en aguas profundas en 2023 a través de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.
«Es urgente que países como México y otros en el continente se comprometan con la salud de los océanos», señala Lara.
Greenpeace México ha demandando el compromiso con un tratado global que proteja los océanos de la contaminación por plásticos, la pesca industrial, la extracción petrolera, y bloquee los intereses de las grandes empresas mineras que están saliendo de puertos mexicanos a realizar pruebas de minería en aguas profundas, como el caso del buque interceptado en forma simbólica.
«La zona Clarion Clipperton, donde The Metals Company está conduciendo estas pruebas mineras, se encuentra cerca de México. Si esta industria comienza, podría tener graves implicaciones para los ecosistemas marinos alrededor de nuestro país», afirma Lara.
El planeta y las comunidades sufren las consecuencias de la crisis del calentamiento global causado por emisiones de efecto invernadero y de la pérdida de biodiversidad, tema al que dedicó la 27 Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
«No necesitamos una nueva industria extractiva que sólo empeorará la situación. Por ello, es muy importante que el Gobierno mexicano se convierta en un líder regional y global contra la minería en aguas profundas», terminó la responsable de la organización en el país latinoamericano.
El informe explica que este proceso «produce una gran columna de sedimentos que podría sofocar la vida marina, amenazar el modo de vida de las personas que dependen de los océanos y agravar la crisis climática».
La minería en aguas profundas implica una gran maquinaria que extrae minerales de las profundidades y los transfiere a barcos mineros.
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