El líder de la izquierda nacionalista anunció que entre 2021 y 2023 presentará al nuevo Congreso, elegido el 6 de junio pasado, tres proyectos de reformas: una electoral, otra de la industria eléctrica y otra que prevé la incorporación de la Guardia Nacional, recién creada con militares, a la Defensa Nacional.
CORRELACIÓN DE FUERZAS
En el flamante Congreso que debutará en septiembre próximo, la bancada oficialista que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tendrá una cómoda mayoría simple de hasta 292 diputados, una fuerza suficiente para aprobar el presupuesto anual.
Pero al perder casi 20 por ciento de las curules de la legislatura anterior que termina, con medio centenar de diputados menos, se quedó lejos de la mayoría calificada de dos tercios de asientos (332) que en la legislación mexicana es un requisito para reformar la Constitución.
El doctor en historia José Antonio Crepo, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económica, dijo a Sputnik que «parte de la derrota del oficialismo en el Congreso es que retrocedieron y se alejaron del umbral de la mayoría calificada».
El presidente afirma que no necesita los dos tercios del pleno en ambas cámaras porque las reformas más importantes ya fueron aprobadas en la primera mitad de su sexenio.
Por ejemplo, menciona el referendo revocatorio de medio mandato presidencial, los programas sociales obligatorios y la tipificación de la corrupción como delito grave.
Esos cambios a la carta magna los logró con el apoyo de algunos opositores, algunos del Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) al que pertenecía su antecesor, Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Además, un antiguo socio del PRI, el Partido Verde Ecologista, se pasó este año a las filas del oficialismo, y mejoró su votación.
«Como su coalición no consiguió la mayoría calificada y está a poco más de 50 votos de ese umbral, el presidente comenzó a hablar de una negociación con el PRI», dice el autor de dos perfiles políticos del gobernante.
El historiador piensa que López Obrador dirige un mensaje seductor al PRI «porque hay priístas que consideran la posibilidad de pasarse a Morena, cuando su partido no tiene futuro».
En otro sentido, muchos candidatos de Morena también venían del PRI, desde hace años.
«Los cambios de partido de hace seis meses muestran que hay mucho éxodo de priistas o simplemente votan con Morena» en el Congreso, apunta.
MÉTODOS DE COOPTACIÓN
El investigador indica que en el último trienio del presidente proliferarán historias de cooptación observadas en la primera mitad de esta administración.
«La cooptación se practica con dinero o con favores políticos, incluso con amenazas a quienes hayan cometido posibles actos de corrupción, para que voten en reformas clave a cambio de impunidad», describe el investigador, autor de «Jaque al Rey» un clásico de la historia del presidencialismo mexicano.
Crespo considera más difícil que ocurra una cooptación con el Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha).
La coalición gobernante Juntos Haremos Historia alcanzó 12,8 millones de votos (26,2 por ciento), y la opositora Va por México 12,5 millones (25,7 por ciento), según el escrutinio final de la elección legislativa.
Así emergió una bancada apetecible en el juego de correlación de fuerzas, Movimiento Ciudadano (MC, socialdemócrata), con 3,4 millones de votos, 7 por ciento del total.
El Gobierno y sus partidos «intentarán atraer a MC, pero es más difícil, porque sus líderes quieren ser una tercera vía», explica el investigador.
Esas tratativas se anticipan complejas en al antiquísimo juego de lealtades volátiles de la política mexicana, donde se le compara con las peripecias de un insecto: el saltamontes.
«Chapulines» es el calificativo peyorativo que en el lenguaje vernáculo nacional se utiliza para quien se cambia de camiseta.
«Hubo un cambio cualitativo, el oficialismo no tendrá el mismo control del Congreso, eso tiene muy molesto al presidente, porque necesitaba esas reformas», para cerrar su mandato.
Así explica el autor que una de las reformas busque eliminar a 200 diputados que se reparten en forma proporcional entre los partidos, de 500 asientos totales.
López Obrador quiere dejar al Congreso con una Cámara de Diputados de 300 legisladores, solamente los elegidos por mayoría en igual número de distritos.
Así estaba hace 57 años, en 1964 antes de las reforma democratizadoras.