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Migraciones

Biden y López Obrador desmontan las vallas de la era Trump

El desafío para ambos es "cómo como desarmar la compleja herencia que dejó Trump a Biden".

Frontera México EEUU

Frontera México EEUU

El presidente de EEUU, Joe Biden, negocia con su par de México, Andrés Manuel López Obrador, el desmontaje de la compleja relación bilateral, contaminada por una trama de ilegalidades, racismo y xenofobia que dejó el exmandatario Donald Trump (2017-2020).

El desafío para ambos es «cómo como desarmar la compleja herencia que dejó Trump a Biden, con un catálogo de derechos cancelados, violaciones de las leyes de ambos países y de convenciones internacionales» firmadas por Washington, dijo este viernes a Sputnik la experta del Colegio de la Frontera Norte, Dolores París Pombo.

La especialista en migraciones y relaciones interétnicas en el prestigioso centro de investigaciones, de la limítrofe Tijuana, recuerda que siendo vicepresidente, Biden fue el enviado especial a México en 2014 del entonces mandatario Barack Obama (2009-2017), quien declaró una «emergencia humanitaria» por la masiva llegada de menores no acompañados a fronteras estadounidenses.

La compleja relación bilateral tiene a la seguridad fronteriza al tope de la agenda, que articula los ejes comerciales, ambientales y migratorios, señala París Pombo.

«El problema radica en que esos temas se han entrecruzado a lo largo del tiempo, y los asuntos se han ido imbricando en el discurso político, no solo vienen de la administración Trump, cuando la seguridad se mezcló con la migración y el comercio», dice la autora, doctorada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

En las relaciones históricas entre presidentes de ambos países, «cada negociación ha sido diferente, y Trump le dio prioridad a la migración mezclada con la relación comercial», compara la investigadora.

Explica que la amenaza de imponer desmesuradas sanciones comerciales si el Gobierno de López Obrador no contenía a decenas de miles de migrantes en su territorio fue un chantaje para encubrir que, al imponer elevadas tarifas a las exportaciones de México, Trump terminaría por afectar más a los consumidores estadounidenses.

EXPLOSIVA CRISIS MIGRATORIA

La autora de la investigación «Trayectos peligrosos: movilidad humana e inseguridad en el corredor migratorio Centroamérica-México-Estados Unidos» apunta a la urgencia de que Washington cancele las expulsiones inmediatas de familias y vuelva a abrir los procesos de solicitudes de asilo, con un aparato logístico adecuado.

Las medidas contra migrantes de Trump violaban las leyes de ambos países, como el programa ‘Quédate en México’, que convirtió al territorio mexicano «en una especie de sala de espera para unas 70.000 personas», explica la especialista.

Con la llegada de Biden a la Casa Blanca, unas 20.000 personas regresaron a EEUU a continuar sus trámites, en un operativo con apoyo de Naciones Unidas.

Pero nadie sabe del paradero de otras 50.000 vidas, que probablemente hayan sido deportadas a sus países.

En cuanto a los 170.000 encuentros con migrantes reportado por EEUU en marzo, «un 60 por ciento son casos de expulsiones inmediatas», explica París Pombo.

Las expulsiones expeditas desde EEUU se han multiplicado, bajo el llamado Título 42 del Acta de Salud de EEUU, durante la emergencia de la pandemia de coronavirus.

Argumentando la contingencia sanitaria, las autoridades estadounidenses ahora apelan al Título 42, «que autoriza la expulsión sin mayor trámite de familias enteras» a territorio mexicano.

Ese mecanismo explica los cientos de miles de «encuentros», como los califica la patrulla fronteriza, porque el éxodo permanecía estancado en ciudades mexicanas de los casi 3.200 kilómetros de frontera común.

Esas personas han intentado una y otra vez cruzar la frontera ilegalmente a solicitar asilo.

MISIÓN IMPOSIBLE

En ese marco ocurrirá el complicado viaje anunciado por la vicepresidenta estadounidense a México y tres países del Triángulo Norte centroamericano.

La experta estima que «es un asunto muy complicado para Kamala Harris, que tiene una enorme capacidad de negociación, pero la relación bilateral no va a variar. En términos generales, permanecerá el estatus que ha tenido desde la época de Bill Clinton», líder del Partido Demócrata y quien gobernó de 1993 a 2001.

En el lado humanitario de la crisis, la experta explica que miles de niños llegaron acompañados a ciudades de la frontera norte mexicana, donde pululan miles de traficantes de personas, que venden las más descabelladas ofertas y formas de pago.

«Los padres desesperados durante meses estancados, después de intentar cruzar tres o cuatro veces, comenzaron a enviar solos a sus hijos», para que al menos los menores alcanzaran el «sueño americano», produciendo dramáticas escenas que se volvieron tendencias en redes sociales.

Si bien es cierto que decenas de miles siguen llegando por las rutas clandestinas desde Centroamérica, otros éxodos llegan de otras latitudes por rutas insólitas.

«Todo es muy complejo, porque entre los múltiples flujos migratorios también llegan de otros continentes», relata la investigadora.

Por ejemplo, explica que «gente de Haití viene procedente de Chile», y «también siguen llegando desde Cuba, y muchas personas llevan dos o tres años en la frontera norte sin poder cruzar, situación agravada durante el cierre obligado por la pandemia, y muchos más perdieron sus casos de solicitud de asilo» del programa «Quédate en México».

La tasa de aceptación de las peticiones de asilo es en promedio de 30 a 35 por ciento, según la nacionalidad.

Pero en el caso de los amparados por ese mecanismo, que permitía a los jueces migratorios enviar a los solicitantes a esperar en territorio mexicano, el porcentaje era casi nulo: rondaba el 2 por ciento.

La inmensa mayoría de procesos se cerró con órdenes de deportación.

La acumulación de cuatro años de esa política creó un explosivo cóctel, cuya desactivación es la compleja misión de Kamala Harris.

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