Así se ha expresado la ONG en el foro ‘Conflicto, desplazamiento y protección de la infancia en contextos humanitarios’, organizado con la participación de niños y niñas procedentes de Brasil, Colombia, México y Perú, y representantes gubernamentales, en el marco de la primera Conferencia Ministerial Mundial para Eliminar la Violencia contra la Infancia, celebrada este 7 y 8 de noviembre, en Bogotá. (Colombia).
En este escenario, World Vision ha apuntado que, en Latinoamérica y el Caribe, 2,6 millones de personas viven internamente desplazadas debido a la violencia y los efectos del cambio climático y ha detallado que países como México, Perú, Colombia y Brasil figuran entre los que registran mayores contingentes de personas desplazadas. En concreto, ha indicado que en la ciudad fronteriza de Tapachula (México) el 40% de las personas migrantes son niños y niñas, mientras que en Colombia se estima que dos de cada diez migrantes son menores de 18 años.
«La intensificación de desastres climáticos, la crisis económica y el conflicto ha forzado el desplazamiento interno y la migración de millones de personas, que huyen de la pobreza, la inseguridad y el hambre. En muchos países, el conflicto lo detonan la violencia de pandillas, el narcotráfico y las crisis políticas, que también afecta a la infancia», afirma Joao Diniz, líder Regional de World Vision.
Respecto a Haití, la ONG ha destacado que el conflicto desatado por pandillas y bandas criminales ha forzado el desplazamiento de más de 700.000 personas este año y que, como consecuencia de esa situación, más de un millón de niños y niñas permanecen fuera de la escuela. Además, la violencia de género ha marcado la vida de miles de niñas y adolescentes en ese contexto.
ABANDONO DE ESCUELAS Y ABUSOS
Ailin, una niña dominicana que participa en el foro en Bogotá (Colombia), explica que la pobreza obliga a muchos niños y niñas y sus familias a desplazarse. «En muchos casos, las niñas y niños abandonan la escuela, algunos se ven forzados a trabajar y por necesidad entran en relaciones tempranas que derivan en abuso y embarazo adolescente», cuenta Ailin.
Además, Bianca afirma que «la presencia de las pandillas» en sus comunidades es «un peligro y para los niñas y niños afrodescendientes el riesgo es mayor». Caminar para ir a la escuela, o incluso jugar o estar con nuestros amigos en las calles es muy peligroso», sostiene la adolescente brasileña del estado de Ceará.
Por su parte, Jeremías, niño colombiano de 12 años y moderador del foro, dice que «espera que los líderes mundiales sean contundentes con las leyes para castigar a las personas que ejercen violencia contra la infancia, y que escuchen las voces de los niños, niñas y adolescentes». «Es urgente que los Estados y la sociedad civil atiendan las necesidades de protección de un creciente número de niños y niñas desplazados por el conflicto y la violencia», puntualiza Joao Diniz.