La política energética del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), enfocada a centralizar el control de todos los elementos de la cadena de valor de la industria energética en las manos de los empresas productivas del Estado y limitar la participación privada, ha provocado que México haya pasado de ser el país de América Latina y del mundo emergente más atractivo para la inversión en el sector energético a suscitar la desconfianza de los inversores.
El pasado 15 de mayo la Secretaría de Energía azteca decidió limitar el acceso a proyectos de energía renovable a las empresas privadas, dando más peso de este modo a los entes públicos energéticos del país, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
«La política (energética) está matando la inversión privada en México, no solamente en el sector energético, también está impactando mucho a la inversión en otros sectores», asegura el director del Instituto México del Wilson Center, Duncan Wood, quien ha explicado a Europa Press que estas nuevas reglas en el sector han hecho que los inversores pierdan la confianza en el país ante el temor de que no se respeten sus contratos y se establezca un marco regulatorio desnivelado.
«AMLO y su equipo están obsesionados con centralizar el control del sistema. No confían nada en el sector privado y ven que controlar el sistema energético del país es una fuente de poder político muy importante», ha apostillado Wood.
De hecho, las cifras de esta nueva política que sustituyó a la establecida en 2013 por el Ejecutivo de Enrique Peña Nieto, reflejan que cerca de 200 parques eólicos, plantas de gas natural y paneles solares, entre otros proyectos, se han perdido a lo largo del año, según documentos del Gobierno a los que ha tenido acceso ‘Bloomberg’.
En el caso español, el mandatario azteca atacó durante semanas la posición de Iberdrola en el país norteamericano, a la que acusó de conseguir contratos «muy jugosos» y de haber creado un monopolio con anteriores administraciones. La respuesta de la española no se hizo esperar y canceló una inversión de unos 1.000 millones de euros en la construcción de una central de ciclo combinado en Tuxpan, en el Estado de Veracruz.
Asimismo, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, incidió en que las políticas energéticas «las elaboran los gobiernos», añadiendo que la compañía prevé completar su actual plan inversor y que no iniciará nada hasta que se clarifique la situación del país. «Si dicen que no inviertan empresas extranjeras, no lo haremos», aseguró Galán, señalando que de todas maneras las inversiones en el país representan «muy poca cosa en el balance» de la compañía.
«DAÑOS ENORMES» PARA PEMEX Y CFE
Con respecto a si el diseño de la nueva política ha ayudado a revitalizar las estatales Pemex y CFE, Wood sentencia que «hasta el momento no hay ninguna evidencia de que las políticas del Gobierno de AMLO estén revitalizando» a alguna de estas empresas.
De hecho, el experto afirma que ambas siguen sufriendo «grandes problemas en su administración y su efectividad como productoras».
Así, con los datos referentes a los nueve primeros meses, las pérdidas netas de Pemex alcanzaron los 605.176 millones de pesos (24.317 millones de euros), con unas ventas totales de 704.834 millones de pesos (28.321 millones de euros).
En este contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a la Administración de la estatal mexicana la venta de algunas activos y centrarse solo en proyectos rentables.
Con respecto a CFE, en los nueve primeros meses del año la compañía registró unas pérdidas netas atribuidas de 67.224 millones de pesos (2.698,2 millones de euros), frente a las ganancias de 2.218 millones de pesos (89 millones de euros) del mismo periodo del año anterior. Los ingresos durante el periodo fueron de 386.518 millones de pesos (15.515 millones de euros), un 5,4% menos.
«En el largo plazo temo que los daños van a ser enormes para estas dos empresas», ha advertido Wood, quien ha apostillado que pese a algunos avances en la última administración de Peña Nieto, con AMLO sufrirán un retroceso por el hecho de no tener que competir con el sector privado. «Hoy en día no tienen que competir con absolutamente nadie y estamos regresando a todos los males de administraciones anteriores en México», alerta el director del Instituto México del Wilson Center.
EN EL FUTURO SE ENDURECERÁN LAS POLÍTICAS
Wood también ha incidido en que lejos de que las políticas energéticas actuales cambien en el futuro, estas se endurecerán de cara al resto de la legislatura de López Obrador.
«AMLO personalmente es uno de los políticos más tercos de la historia, y veo que con problemas cada día más grandes, más severos para el sector energético, él va a endurecer su postura en cuanto al sector», ha subrayado Wood.
En este sentido, el director del Instituto México apuesta por más cambios en la regulación y legislación futura del sector energético, sobre todo teniendo en cuenta la propuesta de una nueva reforma energética en 2021, que eliminaría todos los cambios realizados en la reforma de 2013.
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