Unión Europea
La aprobación de reformas que eliminan la limitación de mandatos y extienden el periodo presidencial a seis años ha encendido las alarmas dentro y fuera de El Salvador. Mientras la oposición denuncia una ruptura del orden constitucional y un golpe de Estado encubierto, la Unión Europea se muestra cauta.
Bruselas evita criticar abiertamente la decisión de la Asamblea Legislativa, aunque remarca que su relación con el país se construye sobre valores democráticos, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos, deslizando así su preocupación por la deriva autoritaria de Bukele.
La oposición acusa al Ejecutivo de llevar a cabo un golpe de Estado, señalando que las reformas suponen una ruptura del orden democrático
Las reformas constitucionales aprobadas el 1 de agosto permiten al presidente Nayib Bukele optar a la reelección indefinida, una posibilidad que hasta ahora estaba prohibida por la Carta Magna del país. Además, se amplía la duración del mandato presidencial de cinco a seis años y se elimina la segunda vuelta electoral.
Estas medidas, que también establecen que las elecciones presidenciales, legislativas y locales se celebren conjuntamente en 2027, podrían permitir que Bukele continúe en el poder hasta 2033, consolidando aún más su dominio sobre las instituciones salvadoreñas.
El silencio crítico de la UE contrasta con la dureza del rechazo expresado por sectores opositores salvadoreños e internacionales
En una respuesta remitida a Europa Press, un portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) ha señalado que “la UE toma nota de las reformas constitucionales aprobadas por la Asamblea Legislativa de El Salvador”, evitando hacer una valoración directa del contenido de las mismas.
Sin embargo, el mensaje europeo subraya que su relación con el país centroamericano se basa en “valores y principios fundamentales”, entre ellos la gobernanza democrática, la transparencia, el Estado de Derecho y los Derechos Humanos. Bruselas destaca además que estos principios son claves para lograr “el desarrollo económico sostenible y la cohesión social”.
La eliminación de la segunda vuelta también ha sido interpretada como una estrategia para asegurar la victoria en primera instancia, evitando eventuales alianzas entre la oposición
Desde la oposición salvadoreña, las reformas han sido calificadas como una ruptura del orden constitucional. Partidos y organizaciones civiles denuncian que el oficialismo, con mayoría en la Asamblea Legislativa, ha impulsado un cambio de reglas con el objetivo de perpetuar a Bukele en el poder y neutralizar el equilibrio democrático.
La deriva autoritaria en América Latina es motivo de creciente preocupación para Bruselas, que ha priorizado el fortalecimiento de la democracia en sus relaciones bilaterales
Aunque la Unión Europea mantiene de momento una postura moderada, el giro institucional de El Salvador podría tensar aún más las relaciones con organismos internacionales y socios multilaterales. Estados Unidos, que ya ha expresado reservas en otras ocasiones por el estilo de gobierno de Bukele, podría seguir con atención esta evolución.
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