El presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, ha rechazado el uso de políticas de flexibilización cuantitativa (QE), consistentes en la compra de activos de deuda pública por parte los bancos centrales, hasta no agotar los recursos de la política monetaria tradicional.
«Todavía consideramos que tenemos espacio monetario en las políticas tradicionales. Si comienzas a usar políticas no convencionales antes de agotar la política convencional generas un ruido que resta credibilidad al Banco Central», ha explicado Campos en una entrevista al diario ‘Financial Times’. En concreto, ha detallado que las políticas de ‘quantitative easing’ están previstas en una situación con una mayor estabilización en el mercado, «no como una forma alternativa de política monetaria».
El pasado mes de mayo, el Congreso le concedió al instituto emisor brasileño el poder para comprar una serie de activos públicos y privados, incluyendo bonos soberanos y corporativos, para asegurar la liquidez e impulsar la economía brasileña, la cual apunta a una contracción superior al 6% este año. Pese a la posibilidad de realizar dicha práctica, varios analistas afirman que el banco central todavía no ha utilizado sus nuevos poderes, los cuales expiran a final de este año.
«Tú tienes una caja llena de herramientas y necesitas entender que existen prioridades. Hasta el momento creemos que tenemos una muy buena caja de herramientas, pero estamos observando esto (compra de deuda pública) como una herramienta para estabilizar los mercados más que como una vía alternativa de política monetaria», explica Campos.
Según el tabloide inglés, los comentarios del presidente del banco central han sido recibidos con cierto alivio por parte de algunos economistas, los cuales se han mostrado preocupados por los efectos inflacionistas que provocan las políticas de expansión cuantitativa, así como por la monetización de la deuda en países que están muy endeudados, como es el caso de Brasil.
Bajo el mandato de Campos Neto, el banco central ha recortado los tipos de interés, medidos por la ‘tasa Selic’, hasta el mínimo histórico del 3%, con la previsión de que se recorten hasta 75 puntos básicos más este mes.
El banco lanzó en marzo un paquete financiero de liquidez por unos 300.000 millones de dólares (265.618 millones de euros), lo que equivale al 16,7% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, para mitigar los efectos en la economía brasileña provocados por la pandemia. «No creo que ningún otro país haya estado cerca de hacer algo parecido», resalta Campos.
Sin embargo, existen críticas desde el país a dicho paquete, puesto que los fondos desplegados no están llegando de la misma manera a las empresas pequeñas y medianas, debido a las dudas de los bancos a conceder préstamos que puedan acarrear impagos.
«Si te fijas en las empresas más grandes, hay más dinero que en las compañías medianas, así como si te fijas en las empresas medianas hay más dinero que algunas sociedades más pequeñas», reconoce Campos, quien ha añadido que en las próximas semanas el banco llevaría a cabo «dos o tres programas» para ayudar a las pymes del país.