El Gobierno de Argentina ha presentado este jueves su nueva propuesta para hacer frente al pago de la deuda y de sus acreedores en la que solicita una moratoria de tres años para llevar a cabo los pagos y una reducción de hasta el 62 por ciento de los intereses.
El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, ha explicado que, de acuerdo con esta propuesta, el Estado no pagaría nada hasta 2023, año en el que con una tasa de interés del 0,5 por ciento, a incrementar anualmente de manera «sostenible», se comenzarían a realizar los pagos.
Durante la presentación, celebrada en la residencia presidencial de Olivos, Guzmán ha estado respaldado por el propio presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, entre otras figuras de la política argentina.
«La propuesta conlleva una mayor reducción de intereses que de capital. En concreto, una quita de capital de 3.600 millones de dólares, lo que supone un 5,4 por ciento sobre el stock de deuda externa. Y una reducción en el pago de intereses de 37.900 millones de dólares, que equivale a una quita de intereses del 62 por ciento», ha explicado Guzmán.
El titular de Economía ha pedido al país que, «ante las voces de los acreedores que buscan que Argentina pague más de lo que puede pagar», cierre filas en torno a esta nueva propuesta del Gobierno, ya que se trata de «algo que es prácticamente fundacional para la recuperación de la república».
Guzmán ha reiterado que el Gobierno seguirá trabajando «de forma constructiva» con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr que «Argentina no tenga que hacer ningún desembolso de pagos del capital adeudado».
«El PAGO NO PUEDE POSTERGAR AL PUEBLO ARGENTINO»
Al tomar la palabra, el presidente de Argentina ha explicado que el objetivo de la oferta es «asumir las obligaciones con el mundo financiero», pero sin que eso no suponga «más postergaciones para los argentinos que lo están pasando mal».
Fernández ha insistido en que «la prioridad» del Gobierno es ese sector de la población que peor está pasando esta situación y ha recordado que, al igual que en 2003, han asumido una situación económica heredada «de ‘default’ virtual».
A su vez, ha insistido en que su Gobierno no busca aprovecharse de «la coyuntura del coronavirus para dilatar la solución de este problema».
«Sabemos que tenemos un problema que resolver y que la economía del mundo se ha dado vuelta y con la misma buena fe la seguimos llevando adelante y proponiendo una solución», ha apuntado Fernández, tal y como ha contado el diario ‘Clarín’.
La reestructuración de la deuda ha sido una de las prioridades del Gobierno de Fernández desde que asumió el poder del pasado 10 de diciembre, después de la crisis desatada en 2018, donde Argentina quedó al borde del cese de pagos.
El anterior presidente argentino Mauricio Macri solicitó al FMI un megacrédito de 56.300 millones de dólares, de los cuales sólo se recibieron cerca de 44.000 millones después de que Fernández, tras asumir la jefatura del Estado, decidiera rechazar los préstamos restantes ya que fueron utilizados sin control por el antiguo gobierno y destinados a «financiar la fuga de capitales».