El documento, de 271 páginas en las que se aglutinan las 123 solicitudes de juicio político que se han presentado contra Bolsonaro desde que llegó al poder, debe pasar ahora el filtro del jefe de la Cámara, Arthur Lira, tradicional aliado del presidente brasileño que rechazó las anteriores, para que pueda ser tramitada.
Entre los últimos argumentos para poner a Bolsonaro frente a un juicio político están las acusaciones de supuesta corrupción en la compra de la vacuna india Covaxin, uno de los casos que tiene abierta la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), que estudia la gestión de la pandemia por parte del Gobierno.
«Ante los indicios de omisión del presidente de la República al ser informado de posibles infracciones administrativas (…) en la firma del contrato de compraventa de 20 millones de dosis de vacunas Covaxin al precio de 1.600 millones de reales (270 millones de euros), es imperativo que en caso de proceso de juicio político se profundice sobre este potencial delito de responsabilidad», se lee en el texto.
La demanda ha sido presentada por siete fuerzas políticas de la izquierda y el centro con representación en el Congreso de Brasil, como el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), el Partido Comunista, el Partido Laborista Democrático (PDT), el Partido Socialista (PSB), Rede y Ciudadanía, así como otros cuatro sin presencia en las cámaras.
También lo suscriben decenas de organizaciones, como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), sindicatos de estudiantes, juristas, y de los medios de comunicación, así como el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas, y colectivos feministas y por los derechos civiles, indígenas, y afrodescendientes.
A su vez, cuenta con el apoyo a título personal de antiguos aliados de Bolsonaro como los diputados conservadores Alexandre Frota del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Joice Hasselmann del Partido Social Liberal (PSL).
La presentación de esta «super demanda», aunque la oposición es consciente de que todavía no obtendría el apoyo necesario para llegar al Senado, es parte de la estrategia de desgaste contra Bolsonaro, quien durante el fin de semana volverá a ser objeto de protestas y manifestaciones masivas en varias ciudades del país.
