Según el sondeo, en la segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre, Lula tendría 51 por ciento de los votos, frente a 43 por ciento de Bolsonaro.
Contando únicamente votos válidos, descontando los votos en blanco y los nulos, Lula tendría 55 por ciento y Bolsonaro 45 por ciento.
La encuesta muestra un leve crecimiento del candidato de la izquierda, frente a un estancamiento de Bolsonaro, que prácticamente tendría el mismo resultado que en la primera vuelta.
En la primera vuelta, Lula obtuvo 48,4 por ciento de los votos válidos, frente a 43,2 por ciento de Bolsonaro.
Las encuestas de opinión fallaron de forma notable, ya que en la víspera de las elecciones llegaron a pronosticar una ventaja de más de diez puntos para el líder de la izquierda.
El 1 de octubre, el instituto Ipec daba 51 por ciento de votos a Lula y 37 por ciento a Bolsonaro, mientras que Simone Tebet y Ciro Gomes empatarían con cinco por ciento cada uno.
La distancia entre las previsiones y el resultado sirvió de combustible para que Bolsonaro y diversos políticos de su círculo más cercano volvieran a cuestionar las encuestas, y propusieron incluso la creación de mecanismos legales para castigar sus errores.