«El alto mando actual está en silencio, pero yo ya sé que hay interlocución de personas muy cercanas a Lula del área política y militar que están conversando con algunos generales del alto mando actual», dijo a esta agencia el egresado de la Academia Militar de Agulhas Negras, la misma a la que asistió el actual mandatario, Jair Bolsonaro.
En agosto, el presidente admitió que aceptará lo que pase el domingo «sea cual sea el resultado», y dijo que «con elecciones limpias y transparentes, los resultados tienen que ser respetados».
No obstante, lleva meses criticando el sistema de voto electrónico -que se usa desde 1996- y en algunos de sus mitines de campaña ha instado a sus seguidores a «ir a la guerra si es necesario». Incluso dijo que las Fuerzas Armadas tienen que auditar las elecciones ante su desconfianza del Tribunal Superior Electoral (TSE).
El temor de muchos brasileños es que, en caso de una derrota del ultraderechista, se repita un hecho similar al asalto al Capitolio estadounidense del 6 de enero de 2021, que involucró a su aliado, el expresidente Donald Trump (2017-2021).
«Creo que no va a pasar nada, aunque puede haber del lado de Bolsonaro más de este tipo de teatro, o guión, muy cercano a lo que pasó con el Capitolio, en Estados Unidos», opinó Pimentel.
Para el exmilitar los rumores de interferencias autoritarias al proceso electoral son una escena más del «teatro» montado por el actual presidente, que incluyó amenazas de golpe de Estado hace poco más de un año y que buscaría generar la necesidad de intervención de las fuerzas en el sistema democrático.
Es que la posibilidad de que el expresidente Lula (2033-2011) venza en primera vuelta puede llegar a ser un motivo para que el bolsonarismo intente una réplica en las calles, sobre todo, porque el margen de votos entre el primero y el segundo sería muy pequeño.
«A diferencia de Estados Unidos, la confirmación del resultado en Brasil es inmediato, entonces, desde el domingo o el lunes puede haber alguna manifestación, pero ahí hay que tener mucho cuidado y observar con mucha atención el papel del TSE y de las propias fuerzas armadas (como agencia de seguridad), que deben garantizar el resultado o ser concretos para poner en duda el resultado del sistema de votación», advierte.
Y enfatiza: «Ellos (por los militares) utilizan el miedo del golpe responsabilizando a Bolsonaro y uno, dos o tres generales -como el candidato a vicepresidente y actual ministro de Defensa, Walter Souza Braga Netto-, para que en el momento oportuno aparezcan los altos mandos evitando un golpe o neutralizando a Bolsonaro».
Así, se genera «la percepción de que las fuerzas armadas están en el sistema de verificación (electoral)».
Sin embargo, no cree que haya posibilidad de interferencia el próximo domingo: «el golpe es un golpe narrativo, porque hay miles de militares, generales y coroneles principalmente, que hacen parte del proceso electoral como candidatos».
El 7 de septiembre del año pasado, fecha de la independencia brasileña, la gente salió a la calle con Bolsonaro y la prensa habló de un intento de golpe de Estado.
El día siguiente, el Tribunal Superior Electoral convocó a una comisión de transparencia electoral e invitó a las fuerzas armadas para tomar parte de esta comisión.
«Hace un año que la sociedad está viendo una disputa, un catch, entre el Ministerio de la Defensa que quiere tener una participación efectiva y el Tribunal Superior Electoral que no quiere que pase. Esa disputa sigue hoy, a tres o cuatro días de las elecciones, y las fuerzas armadas están en el sistema, acompañando las elecciones aunque sin una función concreta, con informaciones imprecisas», analiza el exmilitar.
Para Pimentel los altos mandos militares brasileños «utilizan estrategias de simulación, operaciones psicológicas y manejo de la opinión pública con periodistas» que conducen a los ciudadanos a lo que llama «narrativa dominante».
«Esto fue un gran teatro con la participación de los mandos militares en el Gobierno de un Bolsonaro que es una especie de espantapájaros, que sirve para desviar la atención mientras ellos ocupan todos los espacios, desde la cabeza a los pies de la máquina gubernamental, no sólo del Gobierno sino del estado, empresas estatales, conexiones con el poder judicial, el Tribunal Superior con asesores generales, hasta en cortes regionales, incluso en los parlamentos», resume.
A pedido del TSE el Ministerio de Defensa actuará en 13 estados el próximo domingo, brindando apoyo logístico en 120 municipios y de seguridad en 465.
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