Lula explicó a su equipo que será una oportunidad para atraer inversiones: «La cumbre del G20 será el principal evento que Brasil albergará en los próximos años, las principales economías del mundo se reunirán aquí», dijo, y añadió que además de hablar de combatir el hambre Brasil tiene el desafío de colocar en la agenda la transición energética: «Brasil será el puerto seguro de quien quiera invertir en energía sostenible», según publicó en X.
Es la primera vez que Brasil asume la presidencia del G20 desde su creación, en 1999.
Lula asumió que será una tarea «ardua» por la falta de experiencia, y avisó a sus ministros que tendrán que desdoblarse para cumplir las exigencias de esta nueva agenda y las del día a día de sus cargos.
De momento, en junio de este año se constituyó la Comisión Nacional para la Coordinación de la Presidencia del G20 con representantes de todos los ministerios, del Banco Central y de la asesoría especial del presidente del Gobierno.
Brasil organizará más de 100 reuniones oficiales en varias ciudades del país, que incluyen cerca de 20 eventos ministeriales, 50 reuniones de alto nivel y eventos paralelos.
El punto álgido de la presidencia brasileña del grupo será la 19ª Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará los días 18 y 19 de noviembre en Río de Janeiro.