Así se desprende de las conclusiones del personal técnico del FMI tras su visita a Brasil para la elaboración del ‘Artículo IV’, en el que se han hecho algunas recomendaciones para llevar a cabo un esfuerzo fiscal que continúe más allá de 2026 para poner la deuda en una senda «firmemente decreciente», al tiempo que se protege la inversión social y el gasto.
«Mejorar el marco fiscal, ampliar la base impositiva y abordar las rigideces del gasto respaldaría la sostenibilidad y la credibilidad, al tiempo que brindaría flexibilidad, incluso para nuevas prioridades de gasto», han sostenido desde el Fondo.
Por otro lado, el equipo técnico ha instado a aprovechar las oportunidades para un crecimiento más verde, como podría ser el «considerable» efecto que tendría la ventaja competitiva de Brasil en energías renovables.
En este sentido, el FMI también ha mostrado su apoyo a los planes de las autoridades para fortalecer la resiliencia climática, detener la deforestación ilegal y descarbonizar la economía.
AVALA LA ESTRATEGIA DEL BANCO CENTRAL
Reducir la inflación es «fundamental» para proteger a los hogares vulnerables, que son los más afectados por la alta inflación. En este sentido, según el FMI, la postura de la política monetaria es consistente con la reducción de la inflación a la meta, en línea con el marco de metas de inflación que ha funcionado bien en Brasil.
Esta afirmación por parte del Fondo supone un espaldarazo a la actuación del organismo central, que en los últimos meses ha estado cuestionado por parte del Gobierno de Brasil, al mantener los tipos de interés en el 13,75% durante más de seis meses, pese a la caída progresiva de la inflación.
En lo que se refiere al sistema bancario, este ha sido calificado de «sólido» y resistente, con unos riesgos sistémicos que están controlados. No obstante, el FMI ha advertido de que se debe gestionar «con cuidado» un papel más importante de los bancos públicos para mitigar los riesgos para la sostenibilidad fiscal y la transmisión de la política monetaria.