«De 2022 a 2023, el porcentaje de población del país por debajo de la línea de la pobreza cayó del 31,6 por ciento al 27,4 por ciento, fue la menor proporción desde 2012», destacó el organismo estatal en un comunicado.
Tal cifra significa, numéricamente, que en un año 8,7 millones de personas salieron de la pobreza en Brasil, pasando de 67,7 a 59 millones de habitantes.
El IBGE usa como baremo las referencias del Banco Mundial, que clasifica en el nivel de pobreza a quienes ganan menos de 665 reales (110 dólares) al mes, y como extrema pobreza 209 reales mensuales (34,5 dólares).
Los brasileños en situación de extrema pobreza pasaron de ser el 5,9 al 4,4 por ciento de la población (9,5 millones, 3,1 millones menos que hace un año).
El IBGE atribuye la mejora significativa de los datos al dinamismo del mercado de trabajo (Brasil tiene actualmente un desempleo del 6,2 por ciento, el más bajo desde 2012) y a los programas sociales del Gobierno.
De hecho, señala que en la hipótesis de que no existieran los programas sociales de transferencia de renta el porcentaje de personas en la extrema pobreza habría subido del 4,4 al 11,2 por ciento de la población, y el de pobres, del 27,4 al 32,4 por ciento.
Según el estudio del IBGE, los niños y adolescentes de cero a 14 años son los más afectados por la falta de recursos: el 7,3 por ciento son extremadamente pobres y el 44,8 por ciento pobres.
Por regiones, el noreste del país es la parte más pobre, con el 47,2 por ciento de sus habitantes en situación de pobreza, mientras que en la región sur se registra el menor porcentaje, un 14,8 por ciento.
El estudio también identifica la relación entre raza y pobreza: los blancos tienen los menores índices (son el 2,6 por ciento de los extremadamente pobres y el 17,7 por ciento de los pobres).
En cambio, los negros y mestizos son la mayoría de los pobres (35,5 y 30,8 por ciento, respectivamente) y de los que están en situación de extrema pobreza, un 4,7 y un seis por ciento).