Según el informe, «el 39,2 por ciento del agua potable captada no llega de forma oficial a las residencias del país, lo que representa un volumen equivalente a 7.500 piscinas olímpicas de agua limpia desperdiciada diariamente».
El 60 por ciento de este volumen perdido corresponde a pérdidas físicas (filtraciones), y la cantidad serviría para abastecer a 63 millones de brasileños en un año, el 30 por ciento de la población del país.
El instituto también apunta que a nivel de impacto ambiental, el volumen de agua que podría ahorrarse a la naturaleza ayudaría a mantener los ríos y los embalses más llenos.
Además, se resalta que, en comparación con los países del resto de Latinoamérica, Brasil está en la mitad de la tabla, el quinto entre diez naciones analizadas.
Aún así, está más cerca del país que más agua potable desperdicia (Colombia, con el 46 por ciento) que de Chile, el último, con el 31 por ciento.