«Cuando llegamos al Gobierno nos dimos cuenta que nos habíamos convertido en un país importador de combustibles: de diésel y gasolina. El 2014 importábamos el 50 por ciento de diésel y el otro 50 era producción nacional. Hoy, estamos importando cerca del 90 por ciento de combustibles y solo tenemos el 10 por ciento», dijo Arce en un acto público en la ciudad de Sucre.
Bolivia nacionalizó en 2006 la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y los principales pozos petroleros explotados hasta entonces por transnacionales, pero descuidó la exploración petrolera para garantizar gas, gasolina y diésel.
«Había que tomar acciones y las tomamos. Prueba de ello es que ya arrancó en el departamento de Santa Cruz (este) nuestra planta de biocombustibles y en los próximos meses arrancará en la ciudad de El Alto (oeste) otra planta. Ya está en marcha otra planta más grande con tecnología HVO (aceite vegetal hidrogenado) para producir diésel, que operará en 2026», dijo.
El Gobierno boliviano sigue una estrategia de introducir nuevos combustibles de mayor calidad, para vehículos de última generación, a precio internacional del petróleo, de modo que así puede reducir el costo de la subvención estatal al precio de los carburantes.