Tampoco hay aves. El lugar se secó completamente a consecuencia de la deforestación del bosque, la contaminación con agroquímicos y la actividad agrícola a su alrededor.
Pese a ser declarada en 2002 como sitio Ramsar (humedal designado como de importancia internacional bajo el Convenio del mismo nombre), y constituida en 2009 como Unidad de Conservación del Patrimonio Natural (UCPN)-Refugio de Vida Silvestre, no fue preservada por las autoridades locales y nacionales.
Los síntomas como la mortandad de peces y antecedentes de la reducción del nivel de agua no fueron suficientes para auxiliar a la riqueza natural, y pereció tras una agonía de tres años.
La Fundación Para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), con sede en Santa Cruz de la Sierra, capital del departamento, realizó un estudio en 2019 para ver la situación de los ecosistemas en el área de la Serranía Chiquitana, y mediante imágenes satelitales detectaron que alrededor de la laguna la deforestación era muy alta y que la extensión del agua se redujo considerablemente.
«Empezamos a revisar cómo estaban los humedales y lagunas en la Chiquitania y notamos que se estaban reduciendo. En diciembre de 2021 notamos que la laguna Concepción estaba casi seca. A principios de este año usamos imágenes del satélite Sentinel 1 y detectamos que el lago estaba completamente seco», confirmó Oswaldo Maillard, responsable del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, de la FCBC.
Con el estudio también identificaron que en la cuenca alta del río Parapetí, que alimenta a la laguna Concepción, se intensificó la ampliación de áreas agrícolas que requieren altas cantidades de agua, por lo que se realizaron desvíos del agua a grandes extensiones de cultivos de arroz y soya.
«Los ecosistemas dependientes del espejo de agua sufrirán las consecuencias. Perder el espejo de agua es de alto impacto para la vida silvestre. Puede que ya no sea reversible», sentenció.
Para Marcio Flores, experto en Teledetección del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano de la FCBC, «la sequía en la laguna prácticamente se debe a la asociación de las grandes industrias agrícolas y los canales para desviar el agua, eso hace que año tras año disminuya el caudal para alimentar la laguna».
Consultado sobre si existen otras lagunas que corren el riesgo de secarse, respondió: «Actualmente estamos observando la laguna Marfil, ubicada al norte de San Ignacio, ubicado a 476 kilómetros de la capital de Santa Cruz, que corre este riesgo, se debe más a incendios forestales. La laguna Concepción es por la deforestación».
Ante este panorama sombrío, Flores prefiere no especular si el agua volverá a llenar la laguna con las próximas lluvias, porque Bolivia está ingresando a la época de invierno y la actividad agrícola en la zona no se detiene.
ECOSISTEMA ALTERADO
Bolivia y el planeta entero perdieron una gran masa de agua que hidrata a cerca de 250 especies de aves entre cigüeñas, cardenales y piyos, además de aves migratorias que llegaban desde el sur de la Patagonia argentina y el norte de Sudamérica.
«Perder el espejo de agua es de alto impacto para la fauna, principalmente. Quizá no haya retorno del agua por las obras de la actividad humana que incide en el nivel del líquido vital», estimó el biólogo boliviano Juan Carlos Catari.
Las aves y peces, entre otros animales, dependen del agua que había en la laguna, y la actividad humana está poniendo en riesgo todo un ecosistema. Además, el daño también alcanza a la vegetación en la zona, porque si la sequía se prolonga por años, los árboles y palmeras se secarán.
«Existen varios tipos de vegetación asociados al agua. Con la pérdida de agua se verá afectada y desaparecerán. Por ejemplo, los palmares de la zona dependen del agua. Si eso estará seco durante un buen tiempo el ecosistema se verá alterado», alertó.
En el caso de los peces, existen charcos que se forman en el bosque, alrededor de la laguna Concepción, donde hay peces que colocan huevos que eclosionan, pero sin agua la vida de estos animales se extinguirá.
Catari critica la falta de voluntad política de las autoridades locales y nacionales para preservar la riqueza natural de Bolivia y de no generar conciencia de su cuidado en la población. «Nuestras autoridades son las encargadas de generar conciencia sobre nuestra riqueza natural. Si por cualquier razón no cuentan con los recursos, no se podrá realizar. Vemos un gasto excesivo en otros temas y no en generar conciencia en la ciudadanía sobre la naturaleza. Hay una falla en la política ambiental de las distintas instancias», lamentó.
SIN RECURSOS PARA PRESERVACIÓN
En esta historia, aparentemente, las autoridades bolivianas son las principales ausentes que no ejecutaron las medidas adecuadas para preservar la laguna Concepción.
La Agencia Sputnik consultó al director de la Dirección de Conservación del Patrimonio Natural (Dicopan), dependiente de la Gobernación de Santa Cruz, Diego Saucedo, cuándo tomaron conocimiento de este hecho y qué acciones realizaron para evitar la sequía. El funcionario respondió que la pérdida de la masa de agua fue acelerada por la actividad agrícola en la zona y que ordenó un estudio para determinar las causas, antes de buscar responsables.
«Hay limitaciones económicas de la Gobernación y de las entidades municipales de medio ambiente para hacer seguimiento a la calidad del agua. Otro factor sumado a ello son los canales y la deforestación alrededor», argumentó.
Indicó que recién en noviembre de 2021 ingresó al cargo e instruyó al cuerpo de guardaparques, que son cuatro funcionarios, estudiar cómo funciona la hidráulica de la laguna Concepción. También detalló que no cuenta con el personal suficiente porque tiene bajo su responsabilidad 11 áreas protegidas departamentales, que son cerca de 3 millones de hectáreas.
GRITO DE AUXILIO
En la actualidad, el panorama en la laguna Concepción es desolador. Arena y arbustos secos, palmeras que tienen los días contados por la falta de agua… Así lo describe el periodista Roberto Navia, quien estuvo en la zona y dio el «grito de auxilio» en la sociedad boliviana con la publicación del artículo «El planeta ha perdido a la laguna Concepción» en la revista local Nómadas.
Tampoco se escucha el canto de los pájaros y los pobladores de las comunidades Motacusito y El Cerro, aproximadamente a 10 kilómetros de la laguna, ya no pueden pescar para alimentarse.