«Estimamos cerrar este año con un superávit, con más ingresos por exportación de gas que egresos debidos a la importación de líquidos (…); vamos a cerrar el 2022 con más de 2.960 millones de dólares de ingresos por este concepto» declaró el vicepresidente de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), Enzo Michel.
Sin referirse directamente al impacto del conflicto en Ucrania, el funcionario aludió -según fue citado en un boletín institucional- al «incremento en el precio del petróleo» como uno de los factores favorables para las ventas bolivianas de gas a Argentina y Brasil.
Michel indicó que esas ventas sumaron en 2021 unos 2.300 millones de dólares, en una coyuntura de bajos precios y, según medios bolivianos, con dificultades locales para cubrir la demanda.
Ese mismo año, las importaciones de combustibles y lubricantes, principalmente gasolinas y diésel, alcanzaron el valor récord de unos 2.200 millones de dólares.
Bolivia ha estabilizado su producción de gas en 42 millones de metros cúbicos diarios, que espera subir en casi 10 por ciento a partir de mediados de año, y ha firmado nuevos contratos de compraventa con firmas brasileñas, con los cuales podría sacar provecho de los crecientes precios del gas.
Las exportaciones de gas, que en la década pasada llegaron a generar más de la mitad del valor total de las ventas externas de Bolivia, han cedido ese lugar a las de minerales, en bruto y refinados, que en 2021 acumularon un valor de 6.300 millones de dólares, según el Gobierno.